jueves, 31 de marzo de 2016

Currusquín, tan feliz




No sé cuántas sesiones de quimioterapia llevamos ya. ¿Once? ¿Trece? El peque sigue sin mostrar  los efectos secundarios que tanto nos temíamos, como decaimiento, vómitos... Tan pronto se le pasa el sopor que le provoca el sedante que le ponen durante la sesión, él abre los ojos como platos, espera pacientemente a que lleguemos a casa sin decir ni miau en el trayecto (nunca maúlla en el coche) y en cuanto llegamos y le abrimos el transportín, sale derrapando:


Y luego, por la noche, a la hora de jugar, él siempre está dispuesto. Esto fue ayer, justo después de la sesión:





Sus patitas no han recuperado movilidad y se van poniendo rígidas por la falta de uso, y su control de la vejiga sigue siendo nulo. Tengo que vaciarle la vejiga tres veces al día. Las cacas sí que las hace bien, pero no va al arenero y nos suele sembrar la casa con caquitas. A veces esto parece un campo de minas. :D

Sus perspectivas siguen siendo malas, pero creemos que sin quimio ya no estaría aquí. Con ella, y sin efectos secundarios de momento, confiamos en estar alargando su vida, que transcurre plácida y feliz a lo largo de la semana, con juegos, compañeritos, siestas, latitas y muchas caricias.

Próximamente, haremos una nueva resonancia para ver cómo va evolucionando el tumor, si es que evoluciona de alguna manera. También haremos una ecografía para comprobar los riñones y el intestino, que en la última aparecían hinchados y podría deberse (o no) a nuevos tumores. Vamos a vigilar eso también, porque podríamos tener que cambiar el tipo de quimioterapia para atacar esos tumores también, si es que lo fueran.

Seguiremos informando sobre el peque, pero mañana dedicaremos un post a Yin, que hoy ha sufrido una operación en la patita trasera y lo tenemos hecho un guiñapo, el pobre. A ver qué tal pasa la noche.