viernes, 29 de octubre de 2010

Me sé yo de uno...

... que va a echar de menos a Esmeralda aún más que nosotros cuando ella se vaya.


Por cierto, por si os habéis preguntado a qué se debe el nombre de Esmeralda y aún no lo habéis deducido, aquí tenéis el motivo (el arañacito que se le ve debió de ser un encontronazo con uno de mis monstruítos):


Zapatitos de visita

Aprovechando que los papis de Zapatitos traían a la peque al veterinario, han pasado por mi casa a hacer una visitita a mis monstruítos. Me ha encantado volver a verla, ¡está guapísima! :-) Le hice un par de fotitos:


Es un placer ver que es tan querida y que está tan bien cuidada. A partir de hoy, Zapatitos ha dejado de ser mía para pasar oficialmente a ser de sus nuevos papis: hemos cambiado el chip de nombre. ¡Sé muy feliz, hermosa! :-)

La complejidad de adoptar (I): El cuestionario

Llevo metida en esto de ser casa de acogida unos cuantos meses y hasta ahora sólo he tenido dos acogidas, la segunda de las cuales está a punto de llegar a su fin, seguramente para dar paso a una tercera. Aun siendo poco tiempo, ya he entrevisto la gran cantidad de problemas con los que se encuentran las protectoras o las casas de acogida para dar a sus gatitos en adopción. Y es que las protectoras se quejan de que nadie adopta, y la gente a su vez se queja de que las protectoras ponen muchas trabas a la hora de adoptar. Iré tratando el problema en sucesivos posts, y empezaré hablando del primer paso: el cuestionario de preadopción.

Supongamos una persona cualquiera, que ha visto gatos en la calle a patadas, algunos de los cuales se dejaban coger; a quien algunos amigos han ofrecido algún cachorrito en plan "¿Quieres un gato? Toma.", y lo ha rechazado porque en aquel momento no le convenía o no le apetecía; alguien que conoce la problemática que supone el masivo abandono de animales en este país. Y de pronto piensa: "voy a echar un cable a la sociedad adoptando un gatito", y contacta con una protectora o con una casa de acogida para adoptar un gato que ha visto en una web y que la ha enamorado.

En el peor de los casos, contactará por email y recibirá un impersonal email de respuesta en el que lo único que pone es: "Si está interesado en el gato, rellene el cuestionario adjunto". Y uno piensa: "pues vaya, menudo interés en dar el gato", y se te pasan las ganas de ayudar porque no notas que nadie quiera ser ayudado, y esa es una sensación que se agradece percibir, por más altruista que uno sea y por más que uno quiera al gato.

En el mejor de los casos, contactará por teléfono y la otra persona le contará cositas del gatito, le hablará de su comportamiento, le hará alguna pregunta, y la persona contestará mostrando interés y preocupación por su futuro gato y tratando de causar una buena impresión, casi sintiéndose analizada. Pensará que ese es el mayor escollo que ha de superar, tal vez. Hasta que pregunta: "¿cuál es el siguiente paso?", y la casa de acogida o la protectora le dicen: "Pues verás, te enviaré un cuestionario...".

Y entonces te llega ese interminable cuestionario en el que sólo falta que te pidan que te desnudes y saques fotos de tu cuerpo a ver si tienes tatuajes multicolores que puedan provocarle epilepsia al gato. Dependiendo del cuestionario, te preguntan no sólo cómo cuidarás al gato, sino dónde vives, qué tipo de casa tienes, en qué trabajas, qué horario tienes, tu estabilidad laboral... Que uno piensa que bueno, que qué le puede importar a un gato en qué trabajo yo si a él con comer y beber y tener su bandeja de arena... Y sobre todo se puede sentir como una gran invasión de la intimidad. Personas que podrían ser perfectos papis gatunos se echan atrás sólo por no tener que rellenar semejante testamento. Lo ven absurdo cuando piensan en la cantidad de gatos que han tenido delante de sus narices y que han podido coger sin tanta traba burocrática (y eso que sólo acaba de empezar la cosa).

Pongámonos del lado de la protectora o casa de acogida ahora. Yo soy una de ellas, y mi gatita Esmeralda, actual acogida, está a punto de irse con su nueva familia. La adoro, es una gatita tan buena, tan dulce, tan adorable, tan bonita, que sólo quiero que esté bien y sea feliz. No se la voy a dar al primero que pase, ¿tenéis idea de la cantidad de gente que maltrata a los gatos? Y no digamos el destino que les espera a algunos gatos negros en Halloween, por culpa de la estulticia de alguna gente que se cree que por matar a un gato va a estar más cerca del más allá. Los gatos pueden ser víctimas de la ignorancia, de la maldad humana, de la crueldad y de la irresponsabilidad, y a mí me toca hacer la criba. Entre todas las personas del mundo (en el que hay de todo), tengo que elegir UNA que yo sepa que va a cuidar y querer a mi gatita. ¿Tenéis idea de lo difícil que es esto? ¿Del miedo que da hacer una elección incorrecta? ¿De lo que se sufre cuando crees que has elegido mal, como nos sucedió una vez, y de que el que más sufre es el gato? Coger a UNA persona de entre una multitud de desconocidos y darle el visto bueno no es nada fácil. Nada, nada fácil.

El cuestionario es un primer intento de entrever qué tipo de persona quiere a tu gato. No es un examen para ver tus conocimientos gatunos. Una persona puede no tener mucha idea de gatos y puede ser una excelente adoptante si se le ve disposición, responsabilidad y amor por los felinos. La estabilidad laboral, por ejemplo, un tema que podría ser controvertido especialmente en estos tiempos, aparece en el cuestionario porque debido a la crisis el primer gasto que se elimina en algunos casos es el animal: se abandona. Triste, pero es así. Sin embargo, también entiendo que el cuestionario no ha de recoger CADA posibilidad de abandono, aunque los hay que lo intentan, preguntando por ejemplo si se tiene pareja estable. Y es que, por desgracia, muchas parejas abandonan a sus gatos cuando se separan o divorcian. Las protectoras intentan prevenir todo esto porque lo último que quieren es ver a su animalito de nuevo en la calle. Si Esmeralda se viera nuevamente en la calle, a mí me daría un síncope, pobrecita. Prefiero mil veces que me la devuelvan, aunque tenga que hacer tetris gatuno para meterlos en mi casa, antes que verla en la calle de nuevo. Lamentablemente, añadir cientos de preguntas al cuestionario no sólo no prevendrá nada (nadie reconocerá que abandonará al gato en caso de divorcio, admitámoslo) sino que espantará a más y más buenos adoptantes que lo encuentran una molestia innecesaria.

Lo que quiero dar a entender es que el cuestionario tiene su razón de ser, y detrás de cada pregunta, por entrometida que parezca, se esconde TERROR por parte de la protectora a equivocarse de persona. Y es que "la protectora" no suelen ser más que cinco o seis personas que aman a los gatos que tienen acogidos como si fueran suyos. Esto es lo que tiene que entender el futuro adoptante.

Lo que tiene que entender la protectora es que el tamaño del cuestionario y el número de preguntas no garantiza nada, y a cambio puedes perder una buena oportunidad para un gato. El problema del cuestionario es que mucha gente NO APTA sabe qué contestar para quedar bien y miente. Ciertamente, otros creen ser aptos, pero no lo son y necesitan que alguien se lo diga, como quien no tiene mucho amor por los gatos pero quiere regalarle uno a su hijo de cinco años porque puso morritos cuando lo vio en una tienda expuesto. Ese gato está condenado a ser abandonado, o regalado en el mejor de los casos. Igual que los cachorritos que son "tan monos" pero luego crecen y ya no son tan graciosos. El cuestionario puede servir para detectar a esta gente, pero creo que podría hacerse con menos preguntas más certeras.

Mi intención como casa de acogida es intentar "moderar" un poco el cuestionario y no ser tan invasiva con preguntas personales. A veces también se puede sustituir por una larga conversación en persona con el posible adoptante, o incluso por varias conversaciones telefónicas, aunque no siempre es posible. También es bueno saber si esa persona ya ha adoptado antes y otra protectora la ha dado por apta. Esa persona ya es oficialmente "de confianza" y el proceso será menos estricto, seguramente. Si vas a adoptar y ya has adoptado antes y hecho el cuestionario, no dudes en decírselo a la protectora o casa de acogida.

En definitiva, el cuestionario es una traba, sí, pero mientras no se encuentre otro modo de cribar a la gente, seguirá existiendo. Lástima que muchas personas se echen para atrás al ver tantas preguntas. Tal vez prefieran conseguir un gato por su cuenta y riesgo antes de rellenar el cuestionario, sin tener en cuenta que puede valer la pena cuando se trata de conseguir un gato sano, controlado por los veterinarios y con referencias de su comportamiento. El gato que consigan en la calle o que les dé un amigo podría estar sano, pero también podría no estarlo; podría ser cariñoso, pero también podría no serlo. Ese riesgo no lo corren cuando superan el escollo del cuestionario con éxito.

Si estás leyendo esto y se te ocurre algún modo de suavizar el proceso o el cuestionario para evitar espantar a posibles buenos adoptantes y aun así hacer una criba, no dejes de decírmelo. :-)

lunes, 25 de octubre de 2010

Sorteo navideño de EF: Columpio gatuno

Estas navidades la Asociación Esperanza Felina sortea un columpio alucinante donado por María (la dueña de nuestra ya conocida gatita negra Noa).



FORMA DE PARTICIPAR:
· Las papeletas tienen un precio de 1 €.
· Se pueden adquirir en mano: gente de Vitoria y alrededores, y el 14 de Noviembre en nuestro puesto, dentro del mercadillo de San Martin (Vitoria).
· Y a través de internet, escribiendo a tiendaesperanzafelina@gmail.com.
· Los números se otorgarán por orden de compra.

SORTEO:
· El 20 de diciembre será el último día para poder adquirir las papeletas.
· El 21 de diciembre se publicará en nuestro foro y nuestra web, el listado completo de números vendidos.
· El premiado, será aquel cuya papeleta coincida con los 3 últimos números del Gordo de la Lotería del sorteo del 22 de diciembre de 2010.
· El nombre del premiado será publicado en el foro y web de Esperanza Felina y nos pondremos en contacto para hacerle llegar el columpio.

*En el caso de que el número formado por los tres últimos números del Gordo de la Lotería sea superior al nº de papeletas vendidas, se tomará como referencia el segundo premio, si no el tercero, si no el cuarto, si no el quinto y si tampoco… las pedreas.

TODO LO RECAUDADO SE DESTINARÁ INTEGRAMENTE A PAGAR LOS GASTOS QUE GENERAN LOS GATOS QUE ATIENDE ESPERANZA FELINA

¡Gracias por colaborar!

Por si os queda alguna duda de si a vuestros gatos les gustará, mirad como disfrutan las chispis de María:


¡Ánimo y a por ese columpio, que es por una buena causa!

¡Más gatos negros!

¡Silvia también tiene gatitos negros de los que presumir! Nos cuenta:

Hola, me llamo Silvia y en casa también tenemos dos gatos negros, o panteritas que les solemos llamar.

Son madre e hijo y les adoptamos hace ya año y medio. Ella, Negrita, acababa de parir y vino a casa a ver si conseguia algo de comida, pobrecilla, ¡estaba en los huesos! Cómo sería que pasó de ser un "rayo negro" super desconfiado de los humanos que cruzaba de vez en cuando por nuestro jardín a quedarse en casa. Además era muy jovencita, porque un par de meses después, cuando la llevamos al veterinario (queríamos que tuviera total confianza con nosotros antes de meterla en el transportín), dijo que tendría como un año.

De sus hijitos, que hasta donde sé fueron tres (todos negros), uno desapareció :-( antes de poder cogerlos. Otra, Mimosa, fue imposible que se domesticara y vive libre alli donde los adoptamos. Por suerte, la pudimos esterilizar y dar una primera vacuna. Además tenemos una pareja que se ocupa de ella, de su papi, Blaki, otro gato negro guapisimo y de Rayitas, otro bebé, este rayado color pardo, que apareció este verano por allí. Y el tercero, Valiente, se vino con su mami y con nosotros cuando nos mudamos en invierno.

Negrita es la reina del hogar, tiene su rascador/trono al lado del radiador y la encanta venir a mendigar cuando cocino, la vuelven loca el queso y el jamón serrano; Valiente es un gato hippie, pocos gatos he visto que se hagan amigos de todos los demas gatunos que se le cruzan en su camino, él sí. También es un sinvergüenza de cuidado y junto a su amigo Pletty le gusta ir a meter las patitas en un estanquito que tenemos, a ver si encuentra algo allí.

Aquí van las fotitos. Negrita primero:


Y aquí está Valiente:


Menudas bellezas, y qué gusto da verlos en un jardincito, al aire libre y entre el verde natural. ¡Ganan en belleza! Ojalá yo tuviera un jardincito... Tu descripción de Valiente coincide totalmente con Yin, me ha hecho mucha gracia lo de "gato hippie", jajaja. Yin también se hace amigo de cualquiera y también es un trasto de cuidado. Ojalá algún día se conocieran a ver qué hacían, tengo curiosidad. :D

Al querido lector le comento que Silvia tiene un blog muy interesante sobre gatos.

Un beso, Silvia, y muchas gracias por compartir con nosotros tus gatitos negros. :-)

jueves, 21 de octubre de 2010

¡Eh! ¡Que me toca a mí!

Esmeralda y Yin se llevan muy bien, pero para comer no se les olvida que el otro es el rival a batir. Claro, los pobrecillos pasaron tiempos de escasez... De todos modos, intentan mantener cierto autocontrol y comportarse como gatos civilizados, pero eso sí, cuando es su turno... ¡es su turno! Aunque el otro no lo tenga tan claro...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Llega el frío: cómo mantenerse calentito

Las temperaturas han bajado en picado y los gatos han sido los primeros en notarlo. ¡No más improvisados felpudos peludos por casa! En vez tirarse en el suelo cuan largos son, ahora están buscando truquitos para mantenerse calentitos. Algunos buscan el calorcito de otros, aunque esos otros no siempre están dispuestos...



Mientras tanto, Yang ha descubierto un sitio secreto: ¡detrás del portátil! ¡Ay, pero qué calorcito sale por detrás del chisme este cuando lleva varias horas encendido!

sábado, 16 de octubre de 2010

Casualidades

¡Para que luego digan que no existen las casualidades!

Esta mañana me llama un tío al móvil:

—Alooo, ¿puedo hablar con John?

(El dueño del perro de ayer se llamaba Juan, pero recordad que llegó hablando inglés, y en inglés Juan es John).

—No, creo que se ha equivocado. ¬¬
—Ah, perdón —y colgamos.

Jue, pues a mí esto me parece una casualidad, qué queréis que os diga. El "alooo" me persigue.

Mi pequeña y breve aventura perruna

Esta noche, cuando salí a dar de comer a los callejeritos, un perro se acercó correteando por la acera y se quedó mirándome con curiosidad. Yo también le miré a él con curiosidad, y miré a mi alrededor a ver si estaba el dueño por allí. Pero allí no había nadie. El perro era muy parecido a este (que lo he sacado de internet), aunque con el morrito más fino y carita de jovencito y de trasto juguetón, y un pelín más pequeño de tamaño:


Pensé en qué hacer. Daba la impresión de que el perro se había escapado, pues llevaba un arnés fuerte, con sujeción de pecho y de espalda, de cinta ancha y hebilla grande. Se mostraba un poquito asustadizo ante los movimientos bruscos, y un par de veces se alejó de mí y pensé que volvería a su casa o algo, así que aproveché para dar de comer a los gatitos, que se acercaron corriendo al ver el jamón de York. El perro también se acercó y se quedó observando a cuatro o cinco metros. Le di un par de trocitos de jamón a él también, y luego se puso a marcar con orina la bolsa en la que llevo la comida de gatos. Le di un aviso brusco y salió corriendo, pero no se fue muy lejos y de nuevo se volvió a mirarme. Di un paso hacia él y se alejó uno. Entonces le llamé y me agaché... y el pobrecillo vino correteando hasta mí y se dejó acariciar y revolver el pelo.

Pues nada, no podía dejarlo allí. Empecé a pensar con resignación en meterlo en el pequeño patio que tengo en casa hasta que apareciera su dueño. Pondría carteles, lo difundiría por internet... Pero lo primero era ir a la policía y a los veterinarios. Como era la una de la mañana, los veterinarios quedaban descartados hasta mañana, así que pensé en llevarlo a la policía de inmediato, por si fuesen allí a preguntar por él. No tenía ninguna correa, pero afortunadamente siempre llevo una larga cinta con mis llaves para colgarlas del cuello si se tercia, y en esta ocasión fue mi salvación: se la enredé en la hebilla con un nudo corredizo e hicimos a pie los diez minutitos de caminata hasta la policía. Se portó muy bien todo el camino, siguiéndome al paso sin jaleos. Quiso pararse a olisquear alguna cosa, pero por lo demás me siguió tranquilísimo.

Había tres policías varones y una mujer en la oficina de la policía local, y una pareja de ciudadanos con mala pinta, que se fueron poco después. Uno de los policías varones me preguntó con expresión cautelosa qué quería.

— Es que me he encontrado este perro —dije—. No quiero llevarlo a la perrera ni nada, pero lo traigo por si preguntan por él, para que sepan que lo encontré. ¿Qué hay que hacer?

Enseguida se hicieron cargo, y me dijeron que lo primero era ver si tenía chip. Trajeron el aparato y empezaron a pasarlo por el cuello del perrito, que se asustó mucho al ver al policía acercarse sin contemplaciones y se revolvió, asustando un poquito al hombre. Le di mimos, lo sujeté y le volvieron a pasar el chisme. Nada.

—Parece que no tiene —dijeron, haciendo una pausa para que el perrito se tranquilizase. Lo hizo enseguida, con unos cuantos mimitos y caricias.
—A veces se va hacia atrás —comentó otro policía.

Esta vez sujeté bien al animal, acerqué mi cara a la suya y le hablé bajito y le acaricié mientras lo sujetaba y ellos le pasaban el aparato por el cuerpo.

¡Bingo! El chip pitó. ¡Qué alegría! La chica se puso a mirar en el ordenador el número de chip y el nombre del propietario apareció en la pantalla. Me ofrecí incluso a llevarlo a su casa, pero le llamaron de inmediato para que viniera a buscarlo. La conversación más o menos fue:

—Alooooooo —dijo el dueño del perro (esto nos lo contó la chica después, lógicamente yo no lo oía).

A la chica casi se le escapa la risa.

—Hola, ¿es usted (su nombre)? —pausa—. ¿Usted tiene un perro que acaba de perder?
—Noooo —respondió el tío extrañado—, mi perro está aquí...
—No, su perro está aquí, en la policía local —risas silenciosas de la chica—. Sí, la policía local, aquí está su perro —pausa—. ¿Que dónde está la policía? Pues aquí... en la calle Jaime I —pausa—. Sí... eeehhh... donde las casitas —pausa—. Vale, hasta ahora.

Mientras la chica nos contaba la divertida reacción del dueño que aseguraba que su perro estaba allí, y se reía del "Aloooo" inicial preguntándose si el tío era extranjero, yo me senté en una silla a esperar y el perro se sentó... se levantó... se volvió a echar... se levantó... se me subió a las piernas para que le rascara la barriga... otra vez... Y así hasta que le obligué a estarse echadito y quietecito.

—Y usted —preguntó el policía varón que quedaba, pues los otros se habían ido ya—, ¿estaba paseando sola a estas horas?

Era ya la una y pico de la madrugada.

—Sí... Bueno... —titubeé, y decidí decir la verdad para dejar de parecer sospechosa—. Es que suelo bajar a estas horas a dar de comer a tres gatitos cachorritos que hay en mi calle, a ver si consigo que me cojan confianza para sacarlos de la calle y darlos en adopción.
—¿A dar de comer a los gatos de la calle?
—Sí, a tres cachorritos —pensé que me iba a decir que no se podía o algo así, por lo que me adelanté—. ¿Saben si hay alguna campaña de castración en el Ayuntamiento?

Se quedaron los dos, el chico y la chica, titubeando.

—Uf, no sé, si lo difícil es cogerlos... —dijo el chico al final.

Otra pausa.

—¿Colaboras con alguna protectora?
—No soy socia de ninguna, aunque estoy echando una mano a una de Vitoria, a quienes les he hecho la página web.
—¿Vitoria? —exclamó el chico—. Qué lejos.
—Sí... Es que adopté una gatita de allí.
—Ah... Es que a veces viene una chica de una protectora de Castellón a recoger perros. Se lleva los pequeños... porque los grandes nadie los quiere —puso cara de circunstancias.
—¿Fauna y Flora?
—Una protectora de Castellón.
—¿Fauna y Flora? —insistí.

Debió de pensar que le hablaba en chino mandarín, porque balbució algo y no dijo nada.

—¿Eres de Vitoria? —preguntó un momento después.
—No, soy de Asturias.

A estas alturas, pensé que me meterían en la cárcel por surrealista. Sonaba todo muy raro. XD

—Bueno, en Asturias no hace tanto frío como en Vitoria —fue todo lo que dijo el chico.

Por suerte, el chico no había estado presente, creo recordar, cuando dije mi nombre a la chica policía, porque mi apellido vasco igual le daba a entender que le estaba tomando el pelo o algo. :D

Finalmente, el dueño del perro apareció y la oficina se llenó de expectación, a ver quién era el de "alooooo". Era un tipo de aspecto normal, que saludó al perro diciéndole cariñosamente: "What have you been doing?", le puso la correa y luego ya pasó al castellano para preguntarme a mí si yo lo había encontrado. El perro se había levantado al verle y parecía feliz. Le comenté la zona por la que lo había encontrado.

—Es que lo dejo suelto muchas veces por la zona de los naranjos... A veces me ha aparecido en casa a las siete de la mañana.

Irresponsable, pensé.

—No se puede dejar al perro suelto por el pueblo —dijo el policía secamente.

—No, no —se apresuró a replicar el otro (¿por qué siempre somos tan cautos con la poli, como si nos fueran a detener por decir algo fuera de sitio?)—. Es la zona de los naranjos, allí abajo, que no hay casas, es todo prado.

El policía calló, pero no parecía contento.

—Bueno, muchas gracias —dijo el dueño del perro. Y salió.

Yo me despedí y salí tras él. Lo encontré fuera, esperando al coche que lo había traído y que había desaparecido. Me volvió a decir que a veces lo dejaba suelto y que no era la primera vez que se hacía una excursión. Le comenté que lo había llevado a la policía porque podían atropellarle o podía pasarle cualquier cosa, que tenía que tener cuidado.

—¡Uy, si ya lo atropellaron un día delante de mí! Bajó del coche, me distraje un momento cogiendo algo, y...

No escuché el resto porque una nube gris me nubló la consciencia.

—Pues eso, cuidado, que le puede pasar cualquier cosa.

Y me fui mientras él miraba alrededor buscando el coche que le había traído y que no estaba allí.

Y esta ha sido mi pequeña aventura perruna de hoy. Por suerte, tiene un final feliz... al menos esta vez. Y por suerte, dentro de su irresponsabilidad, el dueño le puso chip. Ya es algo.

Me pregunto cuánto tiempo pasará hasta que veamos al perrito de nuevo.

viernes, 15 de octubre de 2010

Libretas "Pon un gato negro en tu vida"

Estas preciosas libretas han sido hechas en Asturias por María (la orgullosa dueña de Noa, la gata negra de la que habló en un post anterior) y donadas a la Asociación Esperanza Felina. Si os gusta alguna, que sepáis que comprándola estaréis colaborando para ayudar a los gatitos de la asociación. ¡Ánimo, las libretas son preciosas y son por una buena causa! (Yo ya voy a tener tres de diferentes modelos, que hay que predicar con el ejemplo).

Para pedirlas, sólo tenéis que escribir a tiendaesperanzafelina@gmail.com y decir cuál queréis. Miden 10x15cm la mayoría, algunas tienen hojas multicolores, y cuestan 4€ + gastos de envío. Y si queréis amortizar los gastos de envío, no dudéis en pedir más cositas de la tienda de Esperanza Felina para ayudar a rescatar a más gatitos necesitados. ¿A qué esperáis? :-)

Los peques callejeritos ya se acercan

No sabemos por qué, pero los cachorritos de la calle desaparecen uno tras otro. Quisiera pensar que buscan otra zona, que alguien más les da de comer. Ojalá sea así. Sólo quedan tres cachorritos de los seis que venían al principio: Susto (el naranjito), Sorpresa (el naranjito y blanco) y Bob (el negrito). Mi intención, si puedo atraparles, es sacarlos de la calle y socializarlos para ponerlos en adopción. Por lo tanto, me alegra mucho poder enseñaros estas fotos y el vídeo (que se ve muy oscuro porque era de noche y grabado en plan cutre con el móvil), que demuestran que poquito a poquito van cogiendo confianza. ¡A ver si pronto podemos traerlos a casa, antes de que llegue el frío intenso del invierno!



Salto a la fama

¡Mis dos niñas son modelos! Tocaba hacer un banner para anunciar una oferta de Caja Navarra, y cómo no, recurro a lo que tengo en casa, que son unos bellezones que pa qué. ¡No me digáis que no son preciosísimas las dos! ¡De aquí a Hollywood!



Por cierto, si queréis saber de qué va la cosa de ayudar a los gatitos, no dudéis en seguir el enlace del banner. ;-)

Esmeralda, recuperada

¡Esmeralda ya ha sido dada de alta por el veterinario! Su tripita ya está casi completamente cerrada, le queda una pizquita que ya no merece más que un poquito de atención, limpiarla a diario hasta que se le quite una pequeña costrita que aún le queda (y que no debería estar ahí) y lista. Ella está feliz, ¡por fin no más redecilla de esa tan molesta! Mirad qué carita:



Esta gatita es sencillamente adorable. Cuando la miro, no me puedo creer que hace tan sólo dos meses estuviera en la calle, a merced de tantos peligros, muy desmejorada, delgadita, sucia, triste, suplicando comida con aquella carita...



Es tan agradecida que hasta te abraza cuando la acercas a tu cuello, te pone las patitas en torno a él y aprieta sin sacar las uñitas. Hoy incluso también me ha dado un minimordisquito cariñoso en el cuello, sin hacerme el menor daño y sin sacar las uñas ni nada.



No tira nada de la casa, no sabe abrir puertas, es tan vulnerable y dulce... Su adoptante, que ya la tiene reservada desde hace semanas, va a ser muy afortunada de tenerla, y nosotros la vamos a echar mucho de menos.

Ahora que ya le queda poco con nosotros y que ya está recuperada de la operación, espero verla jugar mucho, engordar un poquito, aprender a usar el arenero cerrado... y hacerse toda una señorita "del hogar". Atrás quedaron los días penosos en la calle, mi niña.

jueves, 14 de octubre de 2010

¡Yo soy Beni! (peque negrito en adopción, Vitoria)

Nos escribe Beni, desde Vitoria, un pequeñito negro que lo ha pasado muy mal pero que ha tenido la suerte de ser rescatado justo a tiempo. Beni es un gatito precioso que está en adopción a través de Esperanza Felina. ¡Otra gran oportunidad para tener un gatito negro en vuestras vidas! :-)

¡Hola!

Hoy que me he hecho con el poder del blog de la chica que me cuida. He descubierto tu blog, y me he dicho: "En este blog, con ese título, tengo que salir yo".

Así que te voy a contar a ti también mi historia:

Yo soy Beni.

San Patxi, el marido de la presidenta de Esperanza Felina, me rescató de debajo de la rueda de su coche en Benidorm, y me trajeron hasta Vitoria.



Yo apenas tenía un mes y no recuerdo mucho. Sólo sé que estaba solo y asustado. Los ojitos me dolían, y como no podía ni ver ni oler, tenía mucha hambre. Durante todo el viaje no dije ni Miau.

Y al llegar, me pusieron a vivir en un baño chiquitito y sin ventanas. Pero yo sabía que en esa casa había 5 gatos más, y para mí aquello era un Palacio.




Yo no podía ver a aquella chica ni a su marido, pero les oía y me decían cosas preciosas con una voz muy dulce. Y a pesar de que estaba enfermo y muy feo no dejaban de darme besos y calor.




Con todos los cuidados que me dieron, poco a poco pude abrir mis ojitos y mirarles a la cara.




Pero yo seguía muy enfermito y no quería comer. Aquella chica rubia de rizos me preparaba unos pures muy ricos que me daba a la boca con una jeringa.




A veces aunque yo no quisiera. Pero ella me decía que era por mi bien y que si no, no me iba a hacer un gato grande, grande.




Pero aquel baño se me quedaba pequeño y yo necesitaba ver la luz y hacer ejercicio. Además, ellos hacían viajes todos los fines de semana hasta Málaga para rescatar a unos gatos que se habían perdido y se llamaban Isidoro y Portero. Yo les veía preocupados y pensaba que me iban a volver a dejar en la calle el día que me metieron en un transportín, y me miraban con pena.

Pero no. Me llevaron donde una chica que tiene en su casa una habitación donde cuida de los gatos que no tienen dueño. La llama "la habitación de los invitados". Comparada con mi baño, aquello era enooooooorme. Había dos rascadores, una cama de matrimonio para mí solito, y lo mejor: ¡podía tomar el sol!




¡Cómo he tomado el sol, y cómo he jugado a saltar por encima de la cama con un plumero! Me acuerdo mucho de la chica que me rescató, pero ha venido a verme y me ha dado muchos besos y mordisquitos.




La chica de esta casa, me ha cuidado muy bien los ojitos, me ha llevado al veterinario muchas veces y me ha sacado muchas fotos.




Ella dice que tengo que posar y salir muy guapo. Después se sienta delante del ordenador y se pasa horas y horas hablando sobre los gatos. Sobre los que viven en esta casa, sobre mí y sobre otros que están en un piso que se llama Esperanza Felina o algo así...




Hoy hemos estado por última vez en el veterinario y la chica de la bata blanca ha dicho que tengo muy bien los ojitos. Que era un milagro.

Estoy muy contento. Todo ha salido bien, y quiero agradecer a Nagore Martínez Lagrán que haya querido ser mi madrina. Gracias a ella he podido ir al veterinario todas las veces que lo he necesitado y he podido tener mis medicinas.

Estas son las últimas fotos que me ha sacado la chica que me cuida.




Yo sólo quería jugar y ha tenido que sacar más de 30 fotos para que saliera quieto en alguna. Me lo paso muy bien en esta casa, pero la habitación se me está quedando ya pequeña. Yo quiero tener una casita entera para mí y unos papis que me den todos los mimos que yo pido.




Además, si alguno de vosotros quiere adoptarme, prometo no arañar el sofá. ¡Mirad, mirad cómo uso el rascador!




Si es que soy un trastillo, pero soy un amor. Eso es lo que dice la chica que me cuida. ¡Ah! ¡¡Por cierto!! Creo que la llaman Michis.

Sé que es una historia muy larga, así que puedes resumirla como a ti te parezca.

Gracias por la oportunidad de nos das a los gatitos negros.

Un ronroneo desde Vitoria.

Beni.


Cómo ha mejorado este chiquitín, y qué guapo se ha puesto... ¡y más que se pondrá! Mucha suerte, pequeño.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¡Noa: gatita negra asturiana!

¡Nos escribe María, desde Asturias (mi tierrina) y nos cuenta de su gatita Noa!

En mayo de 2009 y después de que el día 30 de abril nuestra gata Indi nos dejara después de 15 años, Kike y yo decidimos adoptar dos chispis. En internet una chica que tenía dos madres con 12 cachorros los ofrecía en adopción. Después de ver las fotos me decidí por una atigrada con una cara preciosa y por una blanca tb muy guapa.

Nos fuimos a casa de la chica para verlas, aún faltaba una semana para destetarlas, y confirmar el sexo, así que cogí a Abba y efectivamente era una chica y preciosa y cuando me disponía a rebuscar entre tanto gatín para coger a la blanquita, de repente una cosita negra, muy delgadita, con los pelillos tiesos y, para qué negarlo, un pelín feílla, se me acercó a la mano y su roce y su ronroneo intenso me hizo ver que era a ella a quien nos ibamos a llevar. No me podía negar a su petición de "llévame contigo porfi, porfi". Así que a la semana siguiente Abba y, por supuesto Noa, se vinieron con nosotros a casa.

Noa fue creciendo y también creció en ella una belleza que nos deja sin habla, un pelo brillante que hacen falta gafas para mirarla y una mimosa empedernida que te cautiva sólo con que se acerque a ti.

Así que yo también me apunto a la frase "pon un gato negro en tu vida".

El destino al final ha querido que ahora además también tengamos una gata blanca que nos encontramso el 2 de agosto en la calle y que se llama Kira y a la que intentamos sacar adelante.

Te mando fotos de Noa.

Un besito y enhorabuena por el blog !!! Es genial!!!!

María

Muchas gracias por compartir a tu gatita con nosotros. :-) Quiero dejar además constancia de que este blog debe su nombre al estupendo cartel que hiciste y que tenemos colgado en el coche (y que, para los interesados, se puede comprar online a través de la web de Esperanza Felina). A ver si le hago una foto y la pongo.

Aquí dejo las fotos de esta belleza negra asturiana: