Estos días han transcurrido con tranquilidad: Susto está felizmente acogido en Barcelona, Sorpresa juega feliz con Yin y con Yang (¡sí, también con Yang!) mientras espera su hogar definitivo y nosotros seguimos alimentando a los callejeritos. Por la zona sólo quedan ahora dos gatas adultas, Botón (el macho adulto que las preña a todas, el bandido) y una cachorrita de unos cuatro meses que vivía en un solar y que presuponemos hija de Botón (es idéntica a él).
Ayer, Emilio bajó la comida para los cuatro. Bajaba con la ilusión de los últimos días, nacida de ver que la cachorrita cada vez se iba dejando acariciar más, y llevaba varios días saludándole con potentes maullidos cuando lo veía aparecer. Ayer no fue diferente: oí los maullidos desde mi ventana. Él le puso carne de lata y ella empezó a comer, feliz. Él se puso a acariciarla por el lomo, por la cabeza, por la barriga... caramba, qué fácil sería cogerla, pensó. Y la cogió, levantándola por la barriguita. Al principio ella debió de quedarse en estado de shock, sin saber muy bien qué pasaba, porque Emilio asegura que al principio no se movió mucho. Pero luego, con el ruido de la bolsa de plástico al caminar y supongo que también con el vaivén de los pasos, reaccionó y empezó a escurrirse por aquí y por allá. Por suerte, el portal está cerca y, cuando por fin consiguió escaparse y dar con sus huesos en el suelo, Emilio ya estaba subiendo por las escaleras de casa. La cogió y de nuevo se le escurrió. La tercera vez fue la vencida y consiguió llegar a la puerta de casa y llamar al timbre como un desesperado. Abrí yo, con cara de sorpresa (normalmente abre con llave, no llama, y menos con tanta insistencia), y con la mirada me indica que tiene algo bajo el brazo, y yo miro y veo una cabecita redonda que me mira con cara de miedo.
Ayer, Emilio bajó la comida para los cuatro. Bajaba con la ilusión de los últimos días, nacida de ver que la cachorrita cada vez se iba dejando acariciar más, y llevaba varios días saludándole con potentes maullidos cuando lo veía aparecer. Ayer no fue diferente: oí los maullidos desde mi ventana. Él le puso carne de lata y ella empezó a comer, feliz. Él se puso a acariciarla por el lomo, por la cabeza, por la barriga... caramba, qué fácil sería cogerla, pensó. Y la cogió, levantándola por la barriguita. Al principio ella debió de quedarse en estado de shock, sin saber muy bien qué pasaba, porque Emilio asegura que al principio no se movió mucho. Pero luego, con el ruido de la bolsa de plástico al caminar y supongo que también con el vaivén de los pasos, reaccionó y empezó a escurrirse por aquí y por allá. Por suerte, el portal está cerca y, cuando por fin consiguió escaparse y dar con sus huesos en el suelo, Emilio ya estaba subiendo por las escaleras de casa. La cogió y de nuevo se le escurrió. La tercera vez fue la vencida y consiguió llegar a la puerta de casa y llamar al timbre como un desesperado. Abrí yo, con cara de sorpresa (normalmente abre con llave, no llama, y menos con tanta insistencia), y con la mirada me indica que tiene algo bajo el brazo, y yo miro y veo una cabecita redonda que me mira con cara de miedo.
La pusimos en "la habitación de los invitados", como a todos los gatos recién llegados (salvo a Esme, que cuando llegó daba tanta pena que la pusimos directamente en el patio, aprovechando que era agosto). Le pusimos los comederos (pienso y latita), cestita, mantita, bebedero... y pese a su miedo, no pudo resistirse al jamón York, y cuando encontró el bebedero, tras el susto inicial de meter la nariz en el agua porque no la vio, se puso a beber como posesa, y bebió largo rato. Siempre nos ha intrigado dónde conseguía el agua en el solar en el que vivía, ¿algún vecino? ¿Alguna cañería rota? ¿Algún charco imperecedero? No lo sabemos, pero vino sedienta, la pobre.
Aún tenía mucho miedo de nosotros, nos bufaba e intentaba esconderse por los rincones de la habitación, pero nosotros la cogíamos y la acariciábamos para enseñarle que el miedo era innecesario y que no le pasaría nada estando en nuestras manos. Tras comer un poquito, la dejamos descansar, y no dijo ni miau en toda la noche.
A lo largo del día de hoy la hemos visitado varias veces en su habitación. Sigue asustada, pero cada vez menos, y en cuanto la acariciamos un poco ronronea como una locomotora. Nuestros gatos sienten curiosidad por la nueva inquilina, y la han ido a ver a través del cristal de la puerta del balcón. Yang estuvo allí largo rato, y un poco más y consigue colarse, pues la muy bandida sabe abrir puertas correderas. Yin también fue a saludar, y Sorpresa, que hace todo lo que hace Yin, también se acercó, expresando su inquietud con maullidos cortos y variopintos. Durante unos minutos les dejé olisquear la habitación mientras sostenía a la peque en brazos. Ella estuvo intranquila todo el rato, viendo a los otros gatos por la habitación, pero se tranquilizó de nuevo cuando salieron.
Hoy ha comido y ha utilizado la bandeja cubierta (sin puerta) casi normalmente, aunque tiende a esconderse todavía por los rincones. Cada vez que voy, la saco, para que compruebe que todo lo que obtiene de nosotros son caricias y que no hay nada que temer. Hay quien prefiere no forzarles. Yo no lo haría si sintieran pánico o agresividad o nunca hubieran tenido trato con humanos o hubieran sido maltratados; pero cuando sólo es un poco de miedo por el cambio calle-casa y ya han recibido caricias con gusto en otras ocasiones, sí que soy partidaria de cogerles y acariciarles a su pesar, para ahorrarles el tiempo de darse cuenta por sí mismos de que no pasa nada si se nos acercan. Hasta ahora me ha dado buenos resultados. De hecho, esta tarde la peque ya está mucho más accesible que ayer.
En el veterinario hemos comprado comida para peques y una pipeta para desparasitar a la gatita, que ya le hemos puesto sin niguna complicación. Está muy delgada, se le notan las costillas bajo la piel. Está sucia y asustada, pero con algunos cuidados se pondrá preciosa. En cuanto podamos la vacunaremos y luego sólo nos quedará esperar a que le salga una acogida, una adopción, o a que crezca y se haga amiguita de nuestros monstruítos, o hasta que se haga "demasiado" amiguita y haya que esterilizarla. :-) La lástima es que creo que, después de los gatos negros, los blancos y negros son los menos populares, pero no importa. A esta gatita ya le ha tocado la lotería y hoy, día lluvioso y frío, ya no tiene que estar a la intemperie congelándose, y si todo sale como esperamos (que aparezca una buena familia para ella que jamás la abandone) ya nunca lo estará.
Para difundirla, la he llamado Botoncita, porque tiene la naricita negra y parece un botón en medio de su hocico blanco. Su padre se llama Botón por lo mismo, se parecen mucho. Emilio dice que Botoncita es un nombre horrible, pero bueno, el nombre puede cambiarse, no me preocupa demasiado. :D
Os dejo una fotos de Botoncita, tomadas en su segundo día en casa. Es muy pequeña de tamaño, sólo tiene cuatro mesecitos. Es un bebé, la pobre.
Aún tenía mucho miedo de nosotros, nos bufaba e intentaba esconderse por los rincones de la habitación, pero nosotros la cogíamos y la acariciábamos para enseñarle que el miedo era innecesario y que no le pasaría nada estando en nuestras manos. Tras comer un poquito, la dejamos descansar, y no dijo ni miau en toda la noche.
A lo largo del día de hoy la hemos visitado varias veces en su habitación. Sigue asustada, pero cada vez menos, y en cuanto la acariciamos un poco ronronea como una locomotora. Nuestros gatos sienten curiosidad por la nueva inquilina, y la han ido a ver a través del cristal de la puerta del balcón. Yang estuvo allí largo rato, y un poco más y consigue colarse, pues la muy bandida sabe abrir puertas correderas. Yin también fue a saludar, y Sorpresa, que hace todo lo que hace Yin, también se acercó, expresando su inquietud con maullidos cortos y variopintos. Durante unos minutos les dejé olisquear la habitación mientras sostenía a la peque en brazos. Ella estuvo intranquila todo el rato, viendo a los otros gatos por la habitación, pero se tranquilizó de nuevo cuando salieron.
Hoy ha comido y ha utilizado la bandeja cubierta (sin puerta) casi normalmente, aunque tiende a esconderse todavía por los rincones. Cada vez que voy, la saco, para que compruebe que todo lo que obtiene de nosotros son caricias y que no hay nada que temer. Hay quien prefiere no forzarles. Yo no lo haría si sintieran pánico o agresividad o nunca hubieran tenido trato con humanos o hubieran sido maltratados; pero cuando sólo es un poco de miedo por el cambio calle-casa y ya han recibido caricias con gusto en otras ocasiones, sí que soy partidaria de cogerles y acariciarles a su pesar, para ahorrarles el tiempo de darse cuenta por sí mismos de que no pasa nada si se nos acercan. Hasta ahora me ha dado buenos resultados. De hecho, esta tarde la peque ya está mucho más accesible que ayer.
En el veterinario hemos comprado comida para peques y una pipeta para desparasitar a la gatita, que ya le hemos puesto sin niguna complicación. Está muy delgada, se le notan las costillas bajo la piel. Está sucia y asustada, pero con algunos cuidados se pondrá preciosa. En cuanto podamos la vacunaremos y luego sólo nos quedará esperar a que le salga una acogida, una adopción, o a que crezca y se haga amiguita de nuestros monstruítos, o hasta que se haga "demasiado" amiguita y haya que esterilizarla. :-) La lástima es que creo que, después de los gatos negros, los blancos y negros son los menos populares, pero no importa. A esta gatita ya le ha tocado la lotería y hoy, día lluvioso y frío, ya no tiene que estar a la intemperie congelándose, y si todo sale como esperamos (que aparezca una buena familia para ella que jamás la abandone) ya nunca lo estará.
Para difundirla, la he llamado Botoncita, porque tiene la naricita negra y parece un botón en medio de su hocico blanco. Su padre se llama Botón por lo mismo, se parecen mucho. Emilio dice que Botoncita es un nombre horrible, pero bueno, el nombre puede cambiarse, no me preocupa demasiado. :D
Os dejo una fotos de Botoncita, tomadas en su segundo día en casa. Es muy pequeña de tamaño, sólo tiene cuatro mesecitos. Es un bebé, la pobre.
Vaya, vaya, vaya....... ¿qué hariamos sin esas socorridas "habitaciones de invitados"? jejejeje
ResponderEliminar¿Bien hecho Emilio!
En cuanto pueda la difundo.
Pero cómo sois!!! (gatos del mundo, huid mientras podáis!!! jajajaja!)
ResponderEliminarYa me la imagino pronto transformada en una princesa hermosa y gordita, de seguro no tardará en interesarse alguien por ella.
Me han gustado mucho los maullidos "variopintos" de Sorpre, cómo los recuerdo, jajaja! y cómo lo echo de menos al sinvergüenza :-(, puede que te lo esté reteniendo mentalmente para que no le salga adopción, si al final va a ser verdad que me lo voy a acabar trayendo de nuevo.
Saludos de parte de Zapas, ya está más tranquila, juguetona como siempre y ha vuelto a su peso normal, con la comida medida y los juegos, ahora está divina. También le ha dado por subirse a mi mesa de trabajo y ya no quiere la butaca donde hasta ahora dormía, sólo quiere dormir encima de la mesa (y no tira ninguna bolita jajaja!), así que le he tenido que poner el cojín alli.. y es que así puede otear por la ventana todo lo que pasa ahí fuera en el mundo, ya sabéis que es muy cotilla..
¡Ay, esas habitaciones de invitados, qué geniales son! Gracias por ayudar a difundir. :-)
ResponderEliminarJajjaa, Rita, sí, somos un caso, qué se le va a hacer. :D Me alegro de que Zapatitos ya esté tranquila y haya vuelto a su rutina. Y qué buena es, que no te tira nada de la casa, ojalá Yin fuera así. XD Yang y Sorpre se portan bastante bien, eso sí. Sorpre aquí sigue, esperando, así que si un día os decidís a volver a intentarlo, pues ya sabéis. :-)
Me alegra tener esta gatita porque así veré qué tal se adapta Sorpre a un nuevo gato siguiendo las pautas al pie de la letra y siendo él el veterano. Hoy ha gruñido un poquito olisqueando la habitación, pero el resto del tiempo ha estado tranquilo. Eso sí, ¡se muere por entrar en la habitación de la peque, qué sé yo para qué! Ya os iré contando cómo reacciona según pasen los días. Aunque vosotros el mayor problema lo tendréis con Zapatitos, que es una gata con mucho carácter (aunque Sorpre está demostrando que también tiene el suyo). :-)
Me alegra mucho saber que seguís todos bien. Un besote para los tres. :-)
Ya te digo, que soy muy débil, indecisa e histérica perdida, pero sinceramente echo de menos los mimos del rubiales.
ResponderEliminarYo digo que Sorpre es Géminis, como Miguel, tiene doble personalidad jajaja! ya verás. Cuando amanecía del lado bueno, era un dulce e iba de majo por casa, pero cuando amanecía del otro lado, se creía un león y la rugía a Zapas, y aquella que no estaba para milongas, ya ves, la liaban parda.
Ten cuidado no se te vaya a colar en la habitación de invitados, porque es más rápido que un lince, así fue que se nos escapó varias veces, y como es tan elástico no lo pillábamos y enseguida se armaba la buena en el salón, sentía verdadero morbo por ir a engatusar (nunca mejor dicho) a la Zapas. Luego, se intercambiaban los papeles y aquella clamaba venganza .... (no, si aburrir, no nos aburrimos, no jajaja!)
Ya nos contarás como marcha la adaptación de la pequeña.
Bona nit, besos a toda la familia numerosa.
Y por cierto, la Zapas ha actualizado su blog, para que veas como es para nada trasto jajaja!
ResponderEliminarjajaja, me encanta! el gato y lo que haceis1 :D A Trece la ha gustado como compañero de juegos, pero de momento va a tener que esperar un poco... no es momento para tener más gatitos en casa
ResponderEliminarMucha suerte con el nuevo huesped!
Madre mía! que bonita es!!! seguro que ya pronto deja de teneros miedo y le encontráis un super adoptante! suerte eh..
ResponderEliminar¡Gracias, chicas! Ojalá le salga pronto una familia. Yo ya tengo overflow aquí en casa. :D
ResponderEliminarQue preciosidad de gatita!!
ResponderEliminarTe juro que si en este instante pudiera me la quedaria, lastima seguir viviendo en casa de mi madre jajajaj
En fin,espero que esa pequeñina encuentre un buen hogar pronto, es una monada =)
Un beso
Ala, me voy unos días fuera y esto se pone en marcha de nuevo. Qué alegría de que sigáis ayudando gatitos!!
ResponderEliminarEn el chalet de mis abuelos ha "aparecido" una hembra jovencita super mimosona, tanto que se dejaba hacer "de todo" por mi primo de 6 años. Mi abuela dice que va por allí hace un par de meses y que al principio estaba mucho más limpia (me da a mi entonces que es abandonada); y lo peor: dice que ahora está más gordita que antes (me temo embarazo a la vista). A ver si la puedo difundir en un ratillo porque mis abus le dan de comer pero sólo van allí un par de días a la semana. :((