domingo, 25 de septiembre de 2016

Currusquín, viento en popa

Como os adelanté en el post anterior, Currusquín está estupendo. Una vez desaparecido el tumor, el peligro inminente ya ha pasado y solo queda esperar que no desarrolle nuevos tumores que no podamos controlar con la quimio. 

Las neurólogas están muy sorprendidas por la completa remisión del tumor, la quimio ha funcionado de maravilla y no ha quedado ni rastro (la pauta ha sido de 0.5mg/m2 de Vincristina, IV:0.11ml IV, o eso dicen los informes). Por lo que cuentan, no han visto ningún caso parecido. La razón por la que no hay más casos conocidos puede ser tan sencilla como que el tratamiento es muy caro. Cada sesión de quimioterapia con consulta incluída puede llegar a los 200€. Las resonancias magnéticas (hemos hecho dos) son 600€ cada una. El Interferón y la Prednisolona, que son los tratamientos diarios, no son caros pero todo suma. Ahora que las sesiones de quimioterapia son una vez al mes aún es sostenible, pero ¿quién puede costear un tratamiento semanal de quimioterapia? No es difícil imaginar por qué no hay demasiados casos de curación. Incluso tratándose de una persona y no de un gato, el esfuerzo económico podría ser demasiado para la mayoría de las familias. ¿Cúantas de estas familias harían este esfuerzo por un gato que, además, tiene una esperanza de vida muy corta por su condición de leucémico? Y no ayuda, precisamente, el IVA por las nubes al que está sujeto el tratamiento veterinario. Nosotros somos casa de acogida de Currusquín y solo nos hemos hecho cargo del gasto de las dos resonancias y tratamiento diario con fármacos, pero a menudo me pregunto si podría costear un tratamiento similar si uno de mis tres gatos sufriese esta enfermedad. Miedo me da la respuesta, y más considerando que los tengo expuestos a la leucemia todos los días desde que Currusquín está en casa, por más vacunados que estén.

En definitiva, cabe señalar que el linfoma espinal provocado por leucemia es curable con quimioterapia. Que uno se lo pueda permitir ya es otra historia, y no se puede juzgar a nadie que decida no hacerlo. Muchas cosas tienen que cambiar en el mundo para que nuestros animales puedan recibir sin restricciones el tratamiento que necesitan.

El estado de las patitas del peque no ha cambiado. Sigue pudiendo mover el muslo derecho un poquito, pero nada reseñable. El resto de la pata derecha y la pata izquierda completa las tiene insensibles y anquilosadas, pese a que le hacemos un ratito de rehabilitación todos los días. La paraplejia provocada por el linfoma no es reversible, lamentablemente.

Currusquín también ha pasado por una infección de orina. He de vaciarle la vejiga tres veces al día, y durante unos días en que estaba más apretada de tiempo solo lo hice dos. Consecuencia: infección de orina y tratamiento con antibióticos. Ello conllevó diarrea, con la que bregamos como pudimos, porque Currusquín no controla sus esfínteres y ya os podéis imaginar cómo nos dejaba la casa y su propio cuerpecito. Nos tocaba bañarlo casi a diario y comenzamos tratamiento con Da Forte, un probiótico que tenía como misión detener la diarrea. Funcionó a medias. La diarrea solo desapareció del todo cuando suspendimos el tratamiento con el antibiótico a los 21 días, como estaba prescrito.

Por si todo esto fuera poco, en la clínica Gattos, que es donde lo tratan, nos sugirieron darle sesiones de láser para estimular los músculos de sus patitas y lograr recuperar algo de masa muscular. Primero eran dos veces por semana (20€ la sesión) y posteriormente se redujo a una vez por semana. La última vez, el peque dijo basta y se enfadó con las veterinarias. A punto estuvo de morder a una de ellas. Creo que el pobre empieza a estar un poquito harto de tanto manoseo. Hemos convenido con las veterinarias en suspender las sesiones de láser. La mejoría que vemos tras diecinueve sesiones es mínima e insustancial, no aporta nada al peque, o al menos, nada evidente. Solo mucho estrés por tener que ir tan a menudo al veterinario. Creemos que necesita descansar, y ahora que solo tiene que ir una vez al mes a quimio, creo que ha llegado el momento de otorgarle ese descanso.

Así que ahora, ya sin linfoma (y que dure), ya sin láser, ya sin diarrea, el peque anda feliz por casa arrastrando sus patitas de un lado a otro, escalando al rascador y al sofá, durmiendo en la cama con nosotros y con los demás gatos y pidiendo latita el primero cada noche. Ahora es un gato feliz, con vida gatuna de cestitas, calorcito al sol, comida rica y compañía gatuna. Eso es todo lo que pide, el pobre. Como extra tiene nuestros mimos, que no los pide activamente pero los disfruta con ronroneos de camión.

Lo que depare el futuro... Esa ya es otra historia, a la que nos enfrentaremos llegado el momento.

Aquí algunas fotitos recientes:

"Il dolce far niente". En un hotel de Bilbao hace dos semanas.

Vaya par de dos.

"Te juro que estaba así cuando llegué".


3 comentarios:

  1. Bueno, pues todo parecen noticias buenas salvo la gingi de Blanca que comentas en el otro post, pero bueno...

    En cuanto al megatratamiento de Currusquín, tienes toda la razón sobre los enormes gastos que conllevan algunas técnicas veterinarias, que si bien les pueden salvar, depende cómo te pillen pueden ser o no asumibles por algunas familias (o incluso protes), que más allá de la esperanza está la dura realidad y el dinero... Pero como resumen nos quedamos con eso de que el linfoma espinal es curable con quimio y nos alegramos por ello.

    ¡Ronroneos, familia! Y a seguir tan bien :)

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  2. Vaya, para esto también tengo un consejo: para el mal olor de las cacas en el pelo del gato, la espuma en seco es superefectiva y no tendrás que bañarlo tan a menudo...

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  3. Este Currusquín es un tremendo luchador!

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