domingo, 1 de mayo de 2011

Yang, Yin y Tontín

Tontín se ganó su nombre a pulso por ser un callejerito de un barrio chungo de Valencia que, pese a haberle corrido a escobazos de varias casas y a patadas por varias calles, sigue acercándose a los desconocidos en busca de mimos.




Es negro y blanco, y tiene un tamaño y peso muy similar a los de Yin, aunque a primera vista da la sensación de tener una cabeza bastante más grande; si a Yin lo llamamos cariñosamente "caragalleta", por tener un cabezón redondo y grande, Tontín le supera con una cara ancha que le da un aspecto de tiburón martillo gatuno (quizá potenciado por tener parte del pelaje del cuello rapado para las pruebas de inmuno, a las que ha dado negativo).

Buscamos a Tontín porque necesitábamos un gato de acogida que llenara el hueco dejado por Sorpre y Botón en nuestros corazones y en la rutina diaria de Yin, que lleva desazonado desde su partida. Por tanto, el candidato ideal era un macho esterilizado medianamente joven y juguetón. Supuestamente, recibiríamos a Tontín esterilizado, pero no sabemos muy bien cuál ha sido el problema o confusión con la protectora de Valencia que gestionó la acogida para que no se cumplieran los términos. Como extra, parece que el gato recibió algún golpe en la patita por el que lo llevaron al veterinario, pero según nos comentó su última casa de acogida, ayer volvía a renquear de la misma pata. Lo tendremos vigilado.

Obviamente, no nos es un problema (más allá del económico, que no es que estemos precisamente boyantes) el esterilizar nosotros mismo a Tontín, pero hubiéramos preferido haberlo sabido antes de traerlo, porque en una casa donde hay más gatos adultos, el introducir a un esterilizado supone un punto extra de imprevisibilidad en cuanto a sus comportamientos (sobre todo de marcaje, pero también de interacción entre ellos), además de que no estoy preparado con comida que no fuera para gatos esterilizados. Por de pronto, Yang bufa y gruñe a todo lo que huela a él (incluso me llegó a atacar los zapatos el primer día tras dejar el transportín y salir del cuarto).

En general, Tontín no tuvo una gran acogida en casa (que es lo que suele pasar, así que todo va según lo usual en el ritual de presentaciones): dejé el transportín en el suelo de su cuartito de cuarentena (donde va a tener que quedarse hasta que lo esterilicemos y tenga su alta) y acudieron Yin y Yang que ya estaban detrás de mí desde que crucé el portal. Tontín se replegó al fondo del transportín y empezó a bufarles. Yin acercaba una patita hasta la reja del transportín, pero Yang mantenía más la distancia y se sumaba a los gruñidos y bufidos. Subiremos un vídeo dentro de unos días, puede ser una buena ocasión para documentar el proceso de presentación entre gatos y demostrar que, con algo de paciencia antes de juntarlos, incluso una situación tan aparentemente complicada se torna en una amistad fantástica.

Luego les saqué de la habitación y dejé salir a Tontín. Entre el viaje y el cambio de aires, los gatos se estresan muchísimo, así que el hecho de que aún con todo no se escondiera inmediatamente y se dejara incluso acariciar dice mucho en favor de su carácter dócil. Lo subí a la cama, cogí el Furminator y le di bastantes pasadas para acariciarle-quitarle pelos (todos los gatos que hemos tenido acaban adorando el Furminator). No tardó nada en comenzar a ronronear, incluso con su inquietud. Saqué una bola de pelo enorme, del tamaño de mis dos puños juntos, y luego traté de cortarle las uñas (durante el viaje, alargó una pata por la reja del transportín hasta mi mano, en el cambio de marchas, para que le acariciara, y sólo con el contacto con sus uñas me hice cuatro bonitos cortes en la mano: ¡Veterinarios del mundo, cortadle las uñas a los gatos de las protectoras cuando los tengáis a mano, porelamordedios!). Digo "traté" porque, bien porque le toqué algún lugar de la pata que pudiera hacerle daño, bien por el exceso de acumulación de estrés, me dio un "toque" con los dientes (un amago de mordisco que no pasó de un arañacito en un dedo) y salió disparado a esconderse bajo la cama.

Salí para dejarle tranquilo un rato, y media hora después estaba como si nada hubiera pasado, ronroneando con las caricias, aunque aún bastante inquieto.

Esta mañana (más bien mediodía, me acosté muy tarde y me levanté ídem) volví a entrar con el Furminator, las tijeras, la Muy Interesante y el móvil, dispuesto a hacerle un "servicio completo" de puesta a punto. Al principio Tontín se había escondido, pero sin más que quedarme rondando un poco por su comedero, salió para que le acariciara. Le cogí, lo subí a la cama y le di una segunda pasada de Furminator que aceptó encantado. Otros dos puños de pelo después, me subí a la cama con él, lo tumbé en mi regazo y allí quedó, quietecito y feliz mientras le acariciaba.

Llegó el punto en el que se reacomodó para quedarse sopa (estamos hablando de un gato adulto con menos de una hora seguida de contacto conmigo, es muy poco común), hasta un nivel tal, que pude cortarle las uñas sin problemas.

Cuando salí del cuarto un buen rato después, mis gatos (que habían estado haciendo de espectadores desde el balcón, al otro lado de la puerta de cristal, con Yin maullando sin parar) se acercaron a mi bata y empezaron a olerla con mucho detenimiento. Yin pareció conforme en unos segundos, pero Yang continuó durante varios minutos (cerca de seis) repasando cada parte de la bata, bufando e incluso gruñéndome en algunos momentos. Yang siempre ha sido mucho más reacia a gatos foráneos, pero estoy seguro de que el hecho de que no esté esterilizado es un factor extraordinario de "puesta en guardia" para ella.

Ahora duermen todos plácidamente, así que no habléis muy alto. Mañana pediré hora a nuestros superveterinarios de confianza para esterilizarlo (veremos cómo de partidario es Tontín a que un desconocido le toque los huevines para hacerle las curas) y de paso que le revisen si puede tener algún corte o astilla en las patas que pudiera producir el problema de cojera (aunque no lo he visto caminar lo suficiente como para detectarlo por mí mismo).

P.D.: Sorpre y Botón están encantados con su nueva casa a juzgar por fotos y vídeos, y sus dueños comparten el entusiasmo con ellos. ¡Nos alegramos infinitamente por los cuatr... cinco!

2 comentarios:

  1. Seguro que pronto están los tres jugando en casa tan tranquilos. Es muy bonito Tontín...

    Besos

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  2. Tontín...no tanto, que mira ha dejado de ser un vasgabundo buscando mimos y ya los tiene, y casa!
    Bravo chavalín!
    Saluudos!

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