viernes, 27 de mayo de 2011

Y en plena tormenta, llega la calma (Goody día 27)

Estos últimos días han sido bastante movidos para mis tres pequeños amigos peludos (amigos míos, pero no demasiado amigos entre sí). La habitación de la cuarentena se ha reconvertido en la "habitación de la reflexión", donde van a parar los gatos malos que se arañan o muerden, durante diez minutos, una hora o toda la mañana, según el grado de agresividad mostrado.

El proceso de dejar a Tontín/Goody en libertad derivó más o menos en esta mecánica:
Goody se queda agazapado en algún rincón. Yin se acerca, se queda tumbado cerca, y a la mínima que Goody baja la guardia, Yin le intenta dar zarpazos.

Raramente ocurría lo mismo con Yang, pero por lo general ella mantenía las distancias.

Cuando esto pasaba, dejaba al instigador en la habitación encerrado un rato y a los demás gatos fuera. Cuando pasaba un tiempo prudencial, le dejaba salir, comprobaba que salía bastante más relajado y pacífico, y Goody volvía a agazaparse en algún rincón. Y vuelta a empezar.

A veces, cogía a Goody para permitir que Yin le oliera el culete (las veces que veía que Yin estaba tranquilo y receptivo). Y entonces, el muy bribón aprovechaba para darle un zarpazo o un buen bocado cuando ya me había confiado de verle oliéndole tranquilamente. Esto le acarreaba una horita de reflexión en el cuarto.

Yang se unió al club de los castigados una noche en el que le hicieron una encerrona y acabó recibiendo por todos lados (nada grave, pero en esta casa no se tolera la falta de diplomacia seas de la especie que seas).

Tras estos días, las relaciones se van normalizando. Goody ha podido disfrutar de la casa tranquilamente en algunos periodos donde Yin y Yang se han quedado en el cuarto, y eso le ha dado un poco más de cancha para dejar de estar siempre agazapado.

Yin ya no va corriendo detrás de él, aunque sigue dejando que se confíe a veces para luego molestarle. Yang es la que más me ha sorprendido con algún enfrentamiento directo yendo a buscarle.

Aparte de eso, intento integrarles en dinámicas de juego (subiremos alguna fotito pronto para que veáis el estado actual) y poco a poco la casa está recuperando la tranquilidad.

Hoy ha habido una tormenta bastante grande por la zona, pero ha sido un día de los más agradables que recuerdo con ellos. Tengo a Goody tumbado en una silla a mi lado, a Yin tumbado en la mesa junto a mi portátil, y a Yang sobre la cestita del rascador. Ella ha tenido hoy la mayor parte de momentos agresivos (aunque leves), pero parece que se ha desquitado tratando de cazar a un pajarito que, huyendo de la lluvia, le ha dado por resguardarse en nuestro balcón... mala elección (afortunadamente, ha salido ileso después de que la bruta ésta le diera un revolcón).

lunes, 23 de mayo de 2011

¡"Twitteando" la adopción de Olen en directo!

En estos momentos, Marta está charlando con los futuros afortunados dueños de Olen en Durango (Bilbao) :D

Si estabas interesado en esta belleza, te recuerdo que Olen tiene algún hermanito al que aún no han encontrado, ¡así que no dejes de contactar con Marta para que te avise si lo encuentran!

Y si lo que buscas es al gato máaaaaaaas bueno del mundo, ése lo tengo yo aquí. Es guapo, grande y tranquilísimo, y se llama Tontín (pero ya estamos pensando seriamente en llamarle Buenín por petición popular, pero en inglés: Goody, ¿qué os parece?).

sábado, 21 de mayo de 2011

Vídeo de Olen

No me digáis que no es adorable. :-) Este peque busca acogida o adopción.

viernes, 20 de mayo de 2011

Olen

Mientras Emilio en Castellón arbitra las peleas entre Yin, Yang y Tontín, yo en Durango (País Vasco) escribo ahora con esta cosita en el regazo:




La ayudante de producción de la película que estamos haciendo me contó que en su caserío hay muchos gatos (sin esterilizar, por desgracia e irresponsabilidad) y que una gata había parido en Semana Santa. Hace varias semanas me dijo que, si su tío pillaba a algún cachorro, lo mataría. Y hoy pilló a este, y la chica me llamó para ver si yo podía hacer algo por él antes de que su tío lo matara.

Así que aquí lo tengo, buscando una acogida más estable o unos adoptantes que lo quieran. Mañana le haré fotos mejores, tiene unos ojazos azules que merece la pena ver. Y es tan pequeño y tan tierno... No me puedo creer que haya quien tiene estómago para matar a criaturas tan bellas e inocentes con tal de ahorrarse el dinero de esterilizar a sus animales.

Le he llamado Olen, porque ha aparecido justo cuando hemos terminado la película del Olentzero. Confío en que encontrará una familia estupenda muy pronto, a ver si hay suerte.

Mientras tanto, el peque es feliz:




jueves, 19 de mayo de 2011

Noticias de Sorpresa y Botón

Nuestros dos últimos acogidos, Sorpresa y Botón, son muy felices en su nuevo hogar. Botón, nos dicen, está más grande, más guapa y mucho más confiada, gracias a que pasan mucho tiempo con ella, cosa que nosotros últimamente no podíamos hacer. Sigue sin gustarle mucho que la cojan, pero le encantan las caricias y ronronea mucho. Y bueno, Sorpre es el amor de siempre, su mamá adoptiva me dice que no había conocido antes ningún gato tan cariñoso. Y sigue además tan juguetón como siempre. Nos han mandado unos vídeos, cosa que les agradecemos profundamente, porque ¡les echamos muuucho de menos! Y nos permiten publicarlos en el blog, así que aquí los tenéis. Yo no puedo dejar de verlos, me pasa como con las fotos de Esmeralda. Se me pone una sonrisa tonta en la cara y no se me quita hasta ocho horas después o así. :-)





Vídeo de Tontín

Al fin he sacado un segundo para subir al menos un vídeo de Tontín, para que veáis lo guapo que está. ¡Y pensar que yo aún no lo conozco en persona! Menos mal que tiene a Emilio, que lo cuida súper bien. :-)




Y unas fotitos. Tremendo cabezón que tiene el pimpollo, jaja. Cuando lo vea, creo que no voy a poder dejar de estrujarle los mofletes. XD




lunes, 16 de mayo de 2011

Desplumado (Tontín día N+1)

Pronto habrá más fotos y más vídeos, a ver cuándo sacamos un ratín para subir todo el book.

Hoy he dejado por primera vez toda la mañana solos a los monstruitos, viendo que Tontín se las apañaba para guarecerse de Yin estos días.

Al volver me he encontrado con parte del salón y del cuarto de cuarentena lleno de "pájaros desplumados", al más puro estilo del día que juntamos a Yin con Yang. La puerta del salón estaba cerrada, y aunque no me preocupaba demasiado porque tenemos el salón con el resto de la casa comunicado por el balcón, eso refrendaba que había habido algo más que palabras. Yin y Yang me esperaban encima de la mesa, juntitos y como pasando revista, sentados y tiesos. Me he empezado a asustar al ver tanto plumerío por ahí, y he buscado a Tontín por los sitios usuales: el balcón, la parte inferior del rascador, bajo su cama, bajo la nuestra, encima de nuestra silla... y en mi armario, que efectivamente estaba entreabierto.

Tontín estaba agazapado detrás de un montón de ropa (estos últimos días ha ido allí unas cuantas veces, es un buen refugio) y esperaba encontrármelo con un ojo colgando, como poco (bueno, no tanto porque tengo a mis bichos con las uñas bien recortadas en este tipo de situaciones). Afortunadamente, parece que aparte de heridas en el amor propio, no había ni un solo rasguño por ningún lado. Así que le he dado mimitos un buen rato, y lo he dejado dormitando allí, tranquilito.

Hoy me he dado cuenta de que come muchísimo más que Yin y Yang (juntos, casi diría), quizá por el tema de los parásitos internos. Ayer le di la pastilla de refuerzo, espero que esto le deje limpio como una patena.

Y éste es el resumen por hoy. ¡Ahora toca alimentar a los monstruitos callejeros!

sábado, 14 de mayo de 2011

Tontín, día "el día que sea hoy".

Tontín lleva todo el día acurrucado en el huequecito de la base de nuestro rascador pequeño. Está tranquilo allí, calentito, refugiado para lanzarle un zarpazo a Yin si se acerca más de lo que quiere. Y Yin poco a poco se va acostumbrando a que no puede estar todo el día detrás de él, así que las cosas se normalizarán solitas poco a poco.

Las buenas noticias: está dado de alta ya de la esterilización, la herida está perfecta, y además definitivamente ha resultado negativo a inmuno y PIF (tenía las pruebas "rápidas" hechas, pero siempre preferimos hacer las de laboratorio a la hora de entregar en adopción a los monstruitos).

Se sigue portando superbien, y como aún no se atreve mucho a aparecer por aquí, es como si no estuviera. Otras veces, viene y se tumba en la banqueta del teclado eléctrico que tenemos (el sitio favorito de Zapatitos), y allí se pasa las horas hasta que Yin le toca los bigotes.

Creo que ya podemos decir oficialmente que ¡Tontín está listo para ser adoptado por la familia que se atreva a tener al gato más bueno y agradecido del mundo!

jueves, 12 de mayo de 2011

Atrapado en el tiempo (Tontín día 11 y sucesivos...)

La rutina de estos días es la de dejar a los gatos juntos mientras estoy en casa (por las tardes hasta casi las doce de la noche) hasta que vea que se llevan bien. Por el momento, la dinámica es "estar un rato tranquilos, cada uno por su lado, acercarse Yin, bufarle Tontín, salir corriendo Tontín, salir disparado Yin detrás en plan 'panterator', tener un encontronazo de mandobles en algún lado, reñir a Yin, dejar a Tontín tranquilo en el cuarto de cuarentena una media hora para apaciguar los ánimos, y repetir".

A Tontín no le hace ninguna gracia ver a Yin cerca, y éste no pierde la ocasión para ir detrás. Se le nota una mezcla entre ganas de jugar y ganas de pelea. Yang es más civilizada y se limita a bufarle cuando se lo encuentra, y alejarse de él.

Con el carácter superbonachón de Tontín esperaba que fuera más rápido de lo normal, pero evidentemente está siendo un caso "estándar", así que sólo cabe aplicar paciencia y que se sigan acostumbrando a que hay más gatos en la casa.

martes, 10 de mayo de 2011

Tontín, día 10

Por las tardes, libertad condicional. Vamos a empezar con la rutina de dejar salir a Tontín a tiempo parcial para que enrede por toda la casa y vaya teniendo "encontronazos" controlados con mis gatos. Por de pronto, mantengo las distancias a menos que oiga que la cosa empieza a tomar un cariz medianamente serio, pero en toda la tarde apenas he oído un par de bufidos fuera de los decibelios estándar (y de los otros, no más de tres o cuatro, casi todos de Yang) y un amago de "abofetearse" con más bien poco énfasis.

He separado a los gatos un poquito (un cuarto de hora o así) cuando ha habido alguno de estos rifirrafes, y al volverles a abrir, es casi como un "reset" al ordenador: aquí no ha pasado nada, sigan circulando.

Todo sería más fácil seguramente si Yin no fuera tan "tocapelotas" y se pasara toooooodo el tiempo detrás de Tontín. Tontín es muy bueno, pero tiene sus límites, y acaba hasta las narices de que no le deje tranquilo, con lo que se va alterando cada vez más. Como le dé por correr, la hemos fastidiado: Yin saldrá detrás de él a la velocidad del rayo con la intención de darle un buen mordisco en las cachas (jugando, claro). Y eso Tontín aún no lo tiene nada claro.

He encontrado el truco (ayer, para ser exactos) para limpiarle fácilmente la herida de la esterilización. Como cuando le rasco la parte de la espalda más cercana al culete lo levanta en pompa, me coloco delante de él y le rasco. En cuanto levanta el culete, con la otra mano le froto la gasa humedecida en Eqmina (con cariño) y él se mueve un poco adelante o hacia los lados, pero nada que evite que le siga acariciando con una mano y frotándole con la otra una docena de veces, tras lo cual doy por finalizada la sesión y le sigo acariciando un rato más, ya sin tocarle los... bigotes.

Esta tarde me ha sorprendido ver a Yang saltando en un sofá como una posesa sobre Yin y dándole un buen mordisco en la cacha (también jugando), para luego salir escopetada y que Yin la persiga. ¡Cómo se pone las pilas cuando quiere!

Echamos mucho de menos a Marta. A ver cuándo puede conocer a nuestra nueva estrella invitada.

lunes, 9 de mayo de 2011

Tontín, día 9

Revisión, guay. Premio, un poquitín más de libertad para Tontín.

Como de costumbre, ha estado supermanso pese a todas las perrerías (o gaterías) que le hemos hecho para mirar aquí y allá y asegurarnos de que todo estaba en regla. En los trayectos no se queja ni un poquito al ir en transportín (y eso que en el coche me dio una lata...). Todos los veterinarios están encantados con él. Como dice nuestro querido comentarista, habría que llamarle "buenín".

Esta vez, en casa, le he dejado bastante más cancha que ayer. Libertad condicional (a condición de que no hubiera ningún altercado) que han respetado perfectamente (los bufidos ocasionales son delitos menores y no cuentan mientras no vayan a más) durante un buen rato; Tontín merodeando por la casa, Yin siguiéndole allá a donde fuera. Yang calculando el lugar más alejado de ellos dos para quedarse por allí tranquila. Tontín sale hacia otro lado, Yin le sigue, Yang cambia de habitación. Tontín se para, Yin lo huele, Yang... ¿dónde está Yang? Tontín bufa a Yin, Yin se tumba en el suelo a su lado. Yang sigue sin dar señales de vida. Tontín reanuda su marcha, Yin vuelve a ser su estela, Yang sale de la otra punta de la casa y vuelve a donde estaba antes de que vinieran a molestar. Al cruzarse, ella le bufa y él se espanta un poco y da un rodeo para no cruzársela. Menuda es la Yang...

Luego un rato de tranquilidad. ¿Dónde estarán? Voy a echar un ojo. La puerta del armario estaba un pelín entreabierta (ayer intentó abrirla, pero no se aclara; haciendo cosas raras con el cuerpo es posible que la haya conseguido abrir si estaba una pizca abierta). Abro el armario y, efectivamente, en el "santuario de los gatos" (creo que todos los gatitos que han pasado por casa han estado alguna vez allí), sobre una pila de jerséis calentitos de Marta, yace el cuerpo tranquilo de Tontín, hoy con unos ojos más abiertos que de costumbre, enseñando su precioso color verde con algunas perlas más azuladas. Yin estaba tumbado bajo la cama. Tontín sale del armario, molesto por mi intrusión y quejándose con un dulcísimo "miauwauwau" (¿en qué dialecto habla?) y Yin reemprende la persecución.

Y así durante una hora y pico.

Luego un enorme "catacroc", y Yin saliendo disparado de la habitación de la cuarentena. El tío se ha subido al planchero (por lo general deliberadamente llena de trastos para que nadie ose subirse, pero esta vez aderezado con la propia plancha, que normalmente está en la cama de la cuarentena pero al cambiar las mantas la dejé allí por despiste), la ha desestabilizado y ha tirado planchero, plancha, trastos y un caballete que estaba apoyado contra la pared detrás del planchero. Tontín ha salido disparado detrás de Yin en cuanto he entrado al cuarto.

He ordenado un poco el tema, dejando la plancha en la cama, y estos han seguido con su historia. Yin dormirá genial hoy (lleva durmiendo conmigo desde que se fueron Sorpre y Botón, formando una diagonal perfecta en la cama con la posición de Yang; ella a mis pies, Yin donde iría la cabecita ausente de Marta).

Luego he vuelto oír bufar a Tontín. He ido a ver qué pasaba (aunque me lo imaginaba) y estaba Yin intentando olerle hasta el DNI si tuviera. He cogido a Tontín en brazos y me lo he traído al regazo delante del ordenador, acariciándole. En menos de medio minuto ya tenía a Yin incordiando, y luego se ha sumado Yang. Yang ha llegado, le ha mirado (Tontín tenía su cara bajo mi brazo, sin poder ver nada), se ha puesto de puntillas para olerle, ha vuelto a bajar y le ha bufado como si fuera una cobra real. Ahí Tontín se ha puesto nervioso, girándose para verla, devolviéndole el bufido ("¡Eso lo serás tú!") y ha empezado a moverse inquieto. Momento en el que he decidido que bastantes experiencias paranormales por hoy. De vuelta a la cuarentena, y mañana más (o esta noche antes de acostarnos, pero un poquito sólo, mientras reparto comida).

Hay fotos y vídeos a porrillo, a ver cuándo me puede echar Marta una mano con estos y con los que tenemos atrasados y vamos completando el puzzle.

domingo, 8 de mayo de 2011

Tontín, día 8

Nuestro chico es un campeón y hoy no había el menor rastro de parásitos o restos por ningún lado. Si la pastilla ha hecho su efecto, la tenia se habrá convertido en un guiñapo que habrá expulsado con las heces.

Lo que sí le he notado es la zona donde le pusimos la pipeta casi calva y con algunos arañazos superficiales. Es posible que sea un efecto secundario de la pipeta, o también puede que me haya pasado con el furmi...

Sobre las curas, es impresionante que Tontín se me haga un ovillo en el regazo y se quede dormido con mi mano puesta en sus innombrables. Lo que más me gusta de este gato es que se nota que disfruta echándose una siesta a tu lado, y se ovilla y desovilla intentando tocar cuanto más área de ti le sea posible.

Como todos han sido muy buenos chicos y se han portado requetebién (y después de repasar la seguridad parasitaria de la zona) he dejado pasar a Yin y a Yang y salir a Tontín. Éste ha curioseado cada rincón de la casa con tranquilidad y parsimonia. Bueno, al menos hasta que llegaba Yin a olerle, que está flipado y no para de perseguirle. Como de costumbre, Yang le ha bufado y Tontín bufó un poco a Yin. Pero después de esos bufidos, el mundo sigue girando (Yang se va cuando le chisto, y Yin... ignora a Tontín y se tumba a su lado). Hay varios vídeos y fotos, a ver cuándo podemos añadirlas.

De momento, todo va sobre ruedas. Mañana, revisión en el vete. Si todo va bien, a partir de mañana iré dejándolos juntos durante toda la tarde (mientras yo estoy en casa), y el fin de semana que viene empezaremos con los días completos. Las noches completas... dependerá de lo que pase con los días completos.

sábado, 7 de mayo de 2011

Tontín, día 7

"No me mires así, que igual te voy a hacer las curas"
Tontín tiene tenias. Decidlo rápido tres veces seguidas.

Este mediodía, justo cuando le intentaba dar el último cuarto de calmante (digo intentar porque me cuesta lo suyo, y eso que es un trocito de pastilla ínfimo) le he revisado la herida antes de limpiársela con eqmina y gasas, y he visto el bucólico cuadro de un gusano como de un centímetro cayendo hacia la herida y de otro de dos y medio asomado en el recto. Un gusano blanco y ondulante. Perfecto para la hora de la comida, mmm.

He ido a toda prisa a por la gasa y la eqmina (un betadine para gatos, bueno, inicialmente para caballos pero que sirve para otros muchos animales) y, al volver, ya no estaban ninguno de los dos (probablemente Tontín se los haya vuelto a comer o, en alguno de los intentos de huida para que no le diera la pastilla, los perdió por el camino, o se le reintrodujeron en el ano y estaban intentando entrar en vez de salir). La mantita azul que me prestaron en la veterinaria tenía como tres o cuatro granitos de arroz (al ser la manta azul, destacaban muchísimo; con una de nuestras mantas naranja, no me habría dado cuenta). Aproveché que aún no habían cerrado la clínica para preguntar qué hacía, y me dieron luz verde para darle la pastilla antiparásitos (sólo le pusimos la pipeta antes de la operación para no abusar de químicos en su cuerpo e íbamos a esperar hasta el lunes para la pastilla) y me han dicho que en principio no hay nada de lo que preocuparse con respecto a que estén cerca de la herida.

Después de 15 minutos de googlear (en inglés, porque buscando "tenia gato" en castellano aparecen miles de entradas en los que han escrito mal "tenía gato", algo muy común) ya me hecho una composición bastante clara del asunto de las tenias, un parásito que vive en el intestino de ciertos animales y que en el caso de los gatos, requiere de que éste se haya comido previamente una pulga que a su vez se hubiera alimentado de huevos de tenia. Luego va soltando "eslabones" de su cuerpo que son como granos amarillos de arroz que van cargados de huevos, que al salir del culo del animal cerrarán el ciclo de la infección. Vamos, que la buena noticia es que los huevos que haya podido dejar por ahí (aunque he limpiado a conciencia, sobre todo el pelaje del gato y la zona perianal, y seguiré haciéndolo hasta que no quede rastro) al parecer no les contagian si son comidos directamente (en resumen, necesitan de la protección del cuerpo de la pulga para superar el ácido estomacal), pero la mala noticia es que podría tener pulgas, aunque no las hemos detectado ni los excrementos oscuros que suelen dejar. Quizá fuera antes de llegar de la veterinaria de Valencia a casa de su acogida, perdiéndolas cuando lo bañaron por haberle dejado demasiado tiempo en la veterinaria dentro del transportín y devolvérselo, hablando en plata, bañado en sus propios excrementos.

Así que le he dado la otra pastilla (ésta vez ya voy cogiendo el truco de ponerlo panza arriba, hacer que abra la boca y dejarle caer la pastilla directamente en su garganta) y hacia el viernes me comentó el veterinario que habrá que repetir para asegurarse.

Justamente esta mañana había dejado pasar a Yin y a Yang un poquito para que fueran haciéndose al olor de Tontín. Supongo y espero que no les pasará nada por lo ya comentado y porque anteayer les puse la pipeta a todos y ayer ellos se tomaron la pastilla. Pero para la próxima, tomo nota de que no es buena idea romper la cuarentena con un gato callejero.

Aparte de eso, Tontín está muy bien. La herida está perfectamente cerrada, ni siquiera mancha apenas la gasa al limpiarle, y él está muy tranquilo como siempre (por cierto, las tenias no son a priori muy perjudiciales para ellos, pero puede ocasionar letargo, depresión, irascibilidad, irritabilidad de colon y, en casos extremos, delgadez y anemia). A pesar de las tropelerías que me ha tocado hacerle para darle las pastillas y hacerle las curas, él se sigue arrimando una y otra vez y hasta me enseña la tripita cuando llevo un rato acariciándole y de repente dejo de hacerlo por alguna razón, animándome a que siga.

Es un amorzote, estoy deseando que puedan estar juntos. Yang sigue bufándole y a Yin le ha gruñido un poquito, pero todo se queda en palabras y todos están muy curiosos acerca de la otra parte.

viernes, 6 de mayo de 2011

Me quito el sombrero

Hay una nueva gatita negra en el mundo. No sé su nombre, tal vez ni siquiera lo tiene todavía. Aún es un bebé, rondará el mes. Es una gatita negra llena de vida, maulladora, inquieta, deseosa de descubrir el mundo, como bebé que es.

Pero esta gatita es especial. Nació con una malformación en las patas traseras que le impide moverlas. Ha nacido paralítica y parece ser que siempre lo será. Su dueña la llevó al veterinario para sacrificarla en medio de un mar de lágrimas, estaba realmente apenada. La gatita tenía los minutos contados, con tan solo un mes de vida y una salud perfecta, por lo demás.

Esta gatita, no obstante, nació con estrella, que se dice, porque mientras maullaba en la mesa del veterinario, esperando su muerte inminente, un ángel oyó su llanto y se acercó a verla. Ángeles, que así se llama, es la peluquera en esa clínica y está harta de ver sacrificios absurdos: gente que se cambia de piso y sacrifica a su perro porque en el nuevo no le dejan tenerlo, gente que se rompe una pierna y sacrifica a su perro porque no lo puede sacar a pasear... Y como está harta de ver animales morir sin sentido, y como hace poco perdió a su perrita y tenía un hueco que llenar en el hogar, decidió salvar la vida de esta gatita y quedársela. Así que la mandó de vuelta a su casa, con la mamá, hasta que se destete del todo, y luego le tocará cambio de casa.

Ángeles ha recibido todo tipo de avisos de que será difícil, de que sufrirá tanto ella como la gatita, de que cada día será terrible. El veterinario es el primer partidario de sacrificar a la gatita, y le ha dado a esta chica una charla, explicándole por qué es tan mala su decisión. Pero no consiguió convencerla. Quiere darle una oportunidad a la gatita, y la tendrá. Ella sabe que existen sillas de ruedas para gatitos, como esta:


Sabe que se producen llagas que hay que desinfectar, que necesitará cuidados especiales, que supondrá más gastos que cualquier otro animal... Pero también sabe que es un ser vivo que merece una oportunidad, y sabe que, si fuera un bebé humano de un mes, nadie se plantearía matarlo por no poder usar las piernas. Pero un gato, ¿qué es un gato sin patas? La primera opción es sacrificarle, cómo no. Es la opción cómoda, lo fácil, lo que ahorra a la gente tiempo, dinero y preocupaciones varias.

Y lo digo yo, nada menos, que hace años sacrifiqué a mi gata porque se quedó paralizada de las patas de atrás. Ironías del destino. La llevé al veterinario, y me voy a ahorrar los epítetos porque aunque entonces yo no tenía la menor idea de nada, ahora sé que aquel tipo mató a mi gata porque le dio la gana. No sólo no me informó de que a veces la parálisis puede ser temporal y que puede deberse a un pinzamiento. Se limitó a encogerse de hombros, hacerle una radiografía y decirme que no sabía qué le pasaba. Que se iba a gangrenar y que habría que amputar, que mejor la sacrificara. Y, desinformada como estaba, lo hice cuando le empezaron a salir las primeras yagas y vi que iban a más. Y lo lamento, tras todos estos años que han pasado y con toda la información de la que dispongo ahora.

Por eso me quito el sombrero ante lo que hace Ángeles (de quien orgullosamente puedo decir que es una gran amiga de toda la vida) de enfrentarse a todo el mundo y dar la cara por la gatita. Ahora está intentando informarse de cómo se cuida a estos gatos, de qué problemas dan, de si sufren o si son felices, si se desenvuelven solos... No para replantearse el sacrificarla, que no lo va a hacer (al fin y al cabo, para morir siempre hay tiempo), sino para estar preparada y darle el mejor de los cuidados. Y francamente, creo que un gato perfectamente sano en la calle será mucho más infeliz y pasará muchos más apuros que una gatita paralítica con esta pedazo de mamá (y papá, que el marido está de acuerdo, lo cual indica que los tiene muy bien puestos también) y en un hogar donde no podrá ser más querida.

Nuevamente, digo, me quito el sombrero. Independientemente de si la aventura acaba bien o mal, de si al final las cosas se complican y la situación se hace de algún modo insostenible, el mero hecho de haberlo intentado hace que esta grandísima persona goce de toda mi admiración. Y es que las personas que lo intentarían se cuentan con los dedos de una mano.

Y ahora os dejo un reto: encontrad las siete diferencias, porque yo no las veo:


Tontín, día 6

Pues ha ido todo muy bien. Las enormes razones que hacían necesaria la esterilización de Tontín han sido neutralizadas. He ido a la una y media a preguntar por él y, como ya estaba bastante espabilado, me han dejado traérmelo a casa.

Ahora empieza el ritual "toma la pastilla/te limpio los huevines" durante tres o cuatro días cada ocho horas (la pastilla sólo hasta mañana por la tarde), y el lunes toca revisión oval.

He puesto el cuarto de cuarentena patas arriba para que el susodicho no se subiera a la cama haciendo sobreesfuerzos, pero en un ratito que me lo he dejado solo, he visto que el condenado se había subido a los colchones que había dejado tumbados contra la pared. Total, que para que no saltara medio metro, va y salta uno. Así que al final he dejado la cama como estaba y he añadido el rascador al lado para que le haga las veces de escalera y no tenga que esforzarse si quiere subir. Normalmente lo dejamos todo a ras de suelo, pero como no me esperaba traérmelo tan pronto, había aprovechado para poner a lavar la manta y la colcha-empapador que tenemos expresamente por los gatos (es un piso de alquiler, no queremos que estropeen nada) y no se ha secado a tiempo.

Hay vídeo de cuando lo he traído a casa, está mucho menos borrachín que nuestros otros esterilizados, pero hizo algo divertido cuando no le hacía caso: se tumbaba boca abajo en el suelo y se frotaba la espalda contra él. También está grabado :) Mañana o pasado pondremos imágenes en todas estas entradas.

Al final, entre operación y cuidados ha costado 150€. No le encontraron nada más en la patita que la inflamación que ya conté ayer, así que a partir del lunes veremos cómo enfocamos ese problema, y cruzaremos los dedos para que no sea una inflamación crónica por una rotura de huesecillos mal soldada o algo por el estilo.

Gracias a todos por preocuparos por él. ¡Lametoncetes de su parte!

Añado el vídeo:


jueves, 5 de mayo de 2011

Tontín, día 5

De vuelta de la clínica veterinaria, un poco más tranquilo. En la pata le han detectado una inflamación cerca de la almohadilla, que tratarán con antiinflamatorios (los mismos que le servirán como anestésico tras la esterilización). Hemos comenzado con su desparasitación, y por las referencias que di (esta mañana ya no lo tenía), lo del culete podría ser una tenia (que, según me contaron, suelen comerse al limpiarse, de forma que se retroalimenta la infección). La desparasitación acabará con esto, en caso de ser este tipo de parásitos.

Pesa 4'5Kg, y es manso como él solito. No soltó ni un maullidito de camino al veterinario (en comparación con tooooooodos los demás que hemos tenido, que no han dejado de maullar), y allí se mostró muy tranquilo y curioso. Por los dientes, no parece ser muy adulto (más bien tirando a joven), y tiene un buen par de razones para ser esterilizado (tres, contando la glándula del rabo, que tiene hinchadísima). No tiene fiebre, la auscultación sale perfecta... así que mañana por la mañana, chinlú, chinagua y chinná, lo llevamos a esterilizar. Dentro de un par de semanas pensaremos en las vacunas.

Yin ya no soporta no poder entrar al cuarto a verle (a veces parece que tengo tres gatos fuera, de lo rápido que es en pasar del balcón a la puerta cuando ve que estoy saliendo del cuarto), y Tontín está cada vez más curiosón con respecto a la puerta de salida. Ésa suele ser la señal de que empiezan a estar preparados para empezar a juntarlos... aunque van a tener que esperar unos cinco días más, hasta que Tontín esté completamente recuperado de la operación.

De paso miraré a ver si me dan algo para la faringitis de caballo que tengo...

miércoles, 4 de mayo de 2011

Tontín, día 4

Hoy he podido pedir hora para el veterinario. Mañana por la tarde llevaré a Tontín a que le hagan una buena revisión, y pasado mañana si todo va bien, se queda sin gónadas masculinas.

Estoy algo preocupado, porque aparte de no estar desparasitado ni vacunado, lo que tuviera en la pata le sigue molestando, y lo veo bastante apagado en general (es muy tranquilote y quizá sólo es que es viejito, realmente tampoco sé la edad y espero averiguarla mañana). Además, tiene una especie de verruga extraña justo en la junta del ano (¿quizá sea una garrapata? No tengo mucha experiencia en parásitos). Por si acaso, he sido más precavido en lo relacionado con dejar que Yin se cuele, y me he limitado a darle mimitos a Tontín, que basta con sentarse a su lado para que se acerque a hacerse un ovillo sobre tus piernas y ponerse a dormir ronroneando mientras lo acarician. Es un gato verdaderamente manso (y espero que no sea por estar enfermito o algo).

Había hecho alguna foto para tratar de ver mejor lo del culete, pero han salido muy mal y no se ve nada (no le gusta que le suban el rabo y se inquieta, aunque no hace nada más). Cada vez que voy a verle está acostado en el mismo transportín en el que lo traje. Teniendo la cama al lado, con una cestita, ¡parece que prefiere los colchones duros! O igual no quiere tener que tirarse de lo alto de la cama por la pata, quién sabe.

En fin... mañana os contaré.

martes, 3 de mayo de 2011

Tontín, día 3

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y de que yo tenía las manos ocupadas con la bolsa de pienso y el bebedero lleno, Yin se ha colado en la habitación de Tontín mientras éste olisqueaba el comedero a la entrada. Le ha ignorado completamente y se ha ido a la caja de arena a olisquear todo lo gatunamente olisqueable.

Ante tanta parsimonia mutua, le he dejado hacer. Yang miraba desde el otro lado de la ventana (a ella no la dejé entrar porque poco antes Tontín se había acercado al hueco de la puerta (siempre que diga "ventana" leed "puerta acristalada") y Yang le había bufado con su peor cara posible.

Yin ha seguido oliendo aquí y allá, y al cabo de un par de minutos Tontín ha decidido acercarse a ver qué se contaba el hombre. Ha empezado a olerle el culo a Yin mientras éste seguía con la cabeza metida en el arenero, y finalmente Yin ha salido. Se han encontrado de morros, y se han olisqueado mutuamente los hocicos. Luego Yin ha seguido oliendo el transportín, y Tontín ha vuelto a su comedero.

Un minuto después, han repetido el tema de quedarse frente a frente, pero esta vez Tontín ha empezado a bufarle y Yin le ha dado un poco de cancha. Después, Tontín se ha subido a la cama, y a Yin le ha faltado tiempo para saltar también. Ahí, Tontín ha vuelto a bufar con más ímpetu, momento en el que he decidido dar por concluido el primer acercamiento de la temporada, sin heridos. La cosa va bien.

Un poco más tarde he vuelto a pasarle el Furminator, y apenas hay restos de pelo ya. Se ha puesto a ronronear como una moto y se ha hecho un ovillito junto a mi pierna mientras le cepillaba sentado en la cama. Es tan tierno y tan bueno...

Al final, la veterinaria estaba cerrada hoy, así que no he podido pedir hora para esterilizarle y mirarle la pata. Sigue cojeando, y fijándome mejor, hay algo raro con el dedito de atrás de la pata derecha. A diferencia de los demás, su uña no es retráctil. ¿Se le habrá roto un tendón o algo así? Veremos si puedo pedirle hora para cuanto más pronto, mejor.

Hay vídeos de todo esto, pero habrá que esperar al fin de semana con algo más de tiempo para subirlos.

lunes, 2 de mayo de 2011

Tontín, día 2

Tontín debe de ser el gato más tranquilo que he visto nunca. Todo lo que hace, lo hace leeeeeeeeeeento, con una parsimonia y pachorra que me asombra. Hoy he intentado jugar un poquito con él zarandeando un juguete cerca de su cara y, por fin, ha hecho algún amago de estirar una pata :)




Yin y Yang van a verlo constantemente por la ventana, y él ya se acerca a mirarles. Sin bufidos por ninguna de las partes, sólo con Yin maullando desesperado.

Le estoy teniendo bastante alergia a Tontín, de la misma forma que me sucedía los primeros días con Sorpresa. Para mejorar esto, lo estoy cepillando todos los días para que pierda pelo muerto (entre el estrés y la llegada del calor, todos los gatos pierden bastante) y, gracias a un pienso adecuado, regenere un pelo más sano y menos "despelurciado" (no tengo alergia al pelo de gato, pero sí algo a los ácaros del polvo). Es una lástima, porque cada vez que se me ha quedado durmiendo sobre el regazo he tenido que ir a por un pañuelo a los pocos minutos. También buscaré un humidificador que ayude a eliminar el polvo del ambiente.

Todavía se asusta un poco cuando entro en la habitación, pero sin hacer nada más que permanecer en cuclillas lejos de la cama, acaba viniendo para que lo acaricie. Luego ya puedes cogerle y hacer de él lo que quieras. ¡Es tan... tontín! Va a ser un amiguito genial para Yin.

Cuando salgo de la habitación, ellos vienen a olerme y pueden pasar minutos inspeccionando cada centímetro cuadrado de la bata o del pijama. Esta vez Yang ya no ha bufado ni gruñido, aunque en un momento dado, Yin la rozó por detrás y ella se giró bruscamente para espantarlo. Aún no las tienen todas consigo...

Por cierto, efectivamente se lame de vez en cuando su patita delantera derecha, y a veces cojea o la mantiene en alto cuando está sentado. Quizá sea un corte o una astilla, se lo haremos mirar.

domingo, 1 de mayo de 2011

¡Cumple Yang feliz!

Hace un poquito más de un año, estábamos muertos de impaciencia para saber a qué hora iba a llegar la chica que nos traía, desde Vitoria (¡como si en Castellón no hubiera gatos, como dijo la madre de Marta cuando se lo contamos!), a una pequeñina acogida por Esperanza Felina.

Cuando llegó a casa y la pude ver en directo, mi primera impresión fue que aquella gata debía ser japonesa al menos. Me pareció que tenía una forma de cara muy, muy curiosa y alejada de mi idea abstracta sobre caras de gatos. De paso, también me quitó de un plumazo la sensación de que nunca iba a saber distinguir entre dos gatos negros. No hay más que ver la cabecera de este blog, aunque aún así, los primeros días al estar de espaldas o con poca luz, tardaba varios segundos en procesar quién era quién.



Como comentaba Marta en un foro, contra todo pronóstico, en lugar de esconderse como suelen hacer, se puso a olisquear y curiosear por todo el cuarto.

Seguimos el comienzo de las pautas de presentación "estándar": gatitos separados (Yin por supuesto, desbocado y tratando de entrar en la habitación a cada poco), que se puedan ver y oler progresivamente... pero nos pudo la impaciencia y, antes de la primera semana, ya dejábamos que tuvieran algunos primeros contactos. Y vaya contactos; mi impresión después de su primer encontronazo fue que habían matado a un pájaro bajo nuestra cama (de veras que lo creí) al ver tantísimo plumaje rodando por ahí.

Así que Yang comenzó su andadura llevándose a matar con Yin. Recuerdo perfectamente los lamentos preocupados de Marta: ¿algún día jugarán juntos, o los veremos acurrucados en algún lado? Un año después los hemos visto de todas las guisas: corriendo, pegándose (¡y no siempre provocado por Yin!), huyendo, jugando a pillar... Yang es una gata inteligentísima y adorable, además de divertida. Cuando le entra su "momento juguetón", no hay más que verla subiéndose a la mesita del comedor y levantando y moviendo el culete para lanzarse a toda velocidad a por Yin (que probablemente esté tirado en el suelo frente a ella, provocándola).



La única "pega" de Yang con Yin es que estos estados de juego con él no le suelen durar más de cinco minutos en intervalos de varias horas, y Yin necesita muuuuuuuuuucha más acción para ser feliz. Aparte de eso, es una gata a la que no le interesa prácticamente nada de comida que no sea su pienso, su latita Gourmet y, por supuesto, las barritas de golosina del Mercadona (se vuelve loca por ellas). Cualquier otro tipo de comida la rechaza, algo en lo que Yin ya podría parecerse a ella.

Es capaz de dormir con nosotros además de haberse hecho sus siestas, sin levantarse en toda la noche ni molestar. Eso sí, su ritual comienza con nosotros dentro del cuarto con la puerta cerrada, recién acostados, y ella fuera. Tras comer algo e ir al baño, y asegurarse de que no hay ningún otro gato alrededor, viene a la puerta y hace un maullidito muy tierno a la vez que extraño (siempre maúlla algo así como "¡ñgué!", debe de ser euskera gatuno) y entonces, tras abrirle la puerta, entra lanzada en el cuarto y suele esperar a que nos acostemos para subir a la cama y acomodarse.

Ya por la mañana, a la hora a la que nos solamos despertar, comienza a amasarnos para que la dejemos salir para ir al baño y a comer algo (y como no le quede comida, volverá y seguirá amasándonos y maullándonos hasta que la sigamos allí y le pongamos más comida). Y el resto del día no sabemos nada más de ella: se convierte en una gata ninja a la que nos podemos encontrar tomando el sol, patas arriba en el sofá enseñando su tanguita blanco, o hecha un ovillo frente al ordenador de Marta sobre la mesa del comedor. No hace ruido, no tira cosas, no maulla todo el día desesperada, no se mea por cualquier lado ni trata de destrozar cualquier objeto de papel que se le cruce por delante. Aunque si tiene hambre y hay una bolsa de comida cerca, prepárate para encontrártela abierta cuando vuelvas.

No es muy partidaria de las caricias; aunque le gusta estar cerca de donde está la gente, apenas soporta pocos segundos de acariciarle el lomo (ni hablar de la tripita), y luego huye disparada. Sabe abrir armarios, y no es nada raro encontrarla dormitando por ellos.

Le ENCANTA jugar con cañas de pescar y todo tipo de artilugios móviles, aunque no hace caso de las pelotitas de ping pong (algo que volvía loco a Yin o a Sopre). Y, si tamborileas los dedos en el marco de una puerta (el gesto típico cuando estás esperando a alguien y te apoyas mientras aburres), ella acude hasta su base y (a veces sin que tú mismo te des cuenta de lo que estás haciendo) salta escalando el marco para intentar tocar tu mano con su cara. Simplemente, impresionante (¡y menudo susto me llevé la primera vez, que ni la vi venir!).

También se vuelve loca -literalmente- cuando limpiamos la bañera con lejía, normalmente porque Yin ha meado alguna cosa. Ella viene, empieza a oler el suelo cercano a la bañera, y se retuerce en posiciones imposibles para frotarse contra todo el universo a su alrededor. ¡Incluso la primera vez se llegó a poner agresiva cuando intentamos separarla de allí! Menuda yonki...

Es super limpia con la arena (a diferencia de Yin o Sorpre, que en demasiadas ocasiones no tienen inconveniente en dejar sus deposiciones bien visibles), y no le gusta demasiado la malta. A veces ha llegado a quererla tomar si antes me la he aplicado en un dedo y se lo acerco, pero por lo general acabo rebañándole la pata (y ella sacudiéndola y dejando pared, muebles y suelo embadurnados de gotas de malta). Ahí podría aprender de Yin o Sorpre, que si por ellos fuera se abrirían el bote y se lo meterían entero en el gaznate.


Y con los gatos foráneos suele ser arisca, aunque aprende rápido a ignorarles y tolerarles. No tengo ningún recuerdo consciente de que haya iniciado nunca un contacto con algún otro de los adoptados, e incluso tenemos el divertido recuerdo de Sorpresa (el gato más mimoso jamás visto) saliendo del cuarto de cuarentena a toda velocidad y frotándose contra ella, quedando ella completamente petrificada, con los ojos como platos y sin saber cómo actuar.

Con los humanos foráneos suele ser también distante; se suele limitar a verlos de lejos, y poco más. Aunque con la visita de los adoptantes de Sorpre y Botón la que nos sorprendió fue ella estando cerquísima de ellos, curioseándoles. ¡Hasta a ella le cayeron bien!

No sé si me dejo algo, pero en cualquier caso vendrá Marta al rescate. En resumen y conclusión, Yang nos ha enseñado hasta qué punto pueden ser diferentes dos gatos, así que (aunque al final no fuera la gatita blanca que buscábamos para Yin) el nombre lo tiene muy bien puesto.

Tenéis un bonito reportaje fotográfico en el hilo del foro de Esperanza Felina.

Yang, Yin y Tontín

Tontín se ganó su nombre a pulso por ser un callejerito de un barrio chungo de Valencia que, pese a haberle corrido a escobazos de varias casas y a patadas por varias calles, sigue acercándose a los desconocidos en busca de mimos.




Es negro y blanco, y tiene un tamaño y peso muy similar a los de Yin, aunque a primera vista da la sensación de tener una cabeza bastante más grande; si a Yin lo llamamos cariñosamente "caragalleta", por tener un cabezón redondo y grande, Tontín le supera con una cara ancha que le da un aspecto de tiburón martillo gatuno (quizá potenciado por tener parte del pelaje del cuello rapado para las pruebas de inmuno, a las que ha dado negativo).

Buscamos a Tontín porque necesitábamos un gato de acogida que llenara el hueco dejado por Sorpre y Botón en nuestros corazones y en la rutina diaria de Yin, que lleva desazonado desde su partida. Por tanto, el candidato ideal era un macho esterilizado medianamente joven y juguetón. Supuestamente, recibiríamos a Tontín esterilizado, pero no sabemos muy bien cuál ha sido el problema o confusión con la protectora de Valencia que gestionó la acogida para que no se cumplieran los términos. Como extra, parece que el gato recibió algún golpe en la patita por el que lo llevaron al veterinario, pero según nos comentó su última casa de acogida, ayer volvía a renquear de la misma pata. Lo tendremos vigilado.

Obviamente, no nos es un problema (más allá del económico, que no es que estemos precisamente boyantes) el esterilizar nosotros mismo a Tontín, pero hubiéramos preferido haberlo sabido antes de traerlo, porque en una casa donde hay más gatos adultos, el introducir a un esterilizado supone un punto extra de imprevisibilidad en cuanto a sus comportamientos (sobre todo de marcaje, pero también de interacción entre ellos), además de que no estoy preparado con comida que no fuera para gatos esterilizados. Por de pronto, Yang bufa y gruñe a todo lo que huela a él (incluso me llegó a atacar los zapatos el primer día tras dejar el transportín y salir del cuarto).

En general, Tontín no tuvo una gran acogida en casa (que es lo que suele pasar, así que todo va según lo usual en el ritual de presentaciones): dejé el transportín en el suelo de su cuartito de cuarentena (donde va a tener que quedarse hasta que lo esterilicemos y tenga su alta) y acudieron Yin y Yang que ya estaban detrás de mí desde que crucé el portal. Tontín se replegó al fondo del transportín y empezó a bufarles. Yin acercaba una patita hasta la reja del transportín, pero Yang mantenía más la distancia y se sumaba a los gruñidos y bufidos. Subiremos un vídeo dentro de unos días, puede ser una buena ocasión para documentar el proceso de presentación entre gatos y demostrar que, con algo de paciencia antes de juntarlos, incluso una situación tan aparentemente complicada se torna en una amistad fantástica.

Luego les saqué de la habitación y dejé salir a Tontín. Entre el viaje y el cambio de aires, los gatos se estresan muchísimo, así que el hecho de que aún con todo no se escondiera inmediatamente y se dejara incluso acariciar dice mucho en favor de su carácter dócil. Lo subí a la cama, cogí el Furminator y le di bastantes pasadas para acariciarle-quitarle pelos (todos los gatos que hemos tenido acaban adorando el Furminator). No tardó nada en comenzar a ronronear, incluso con su inquietud. Saqué una bola de pelo enorme, del tamaño de mis dos puños juntos, y luego traté de cortarle las uñas (durante el viaje, alargó una pata por la reja del transportín hasta mi mano, en el cambio de marchas, para que le acariciara, y sólo con el contacto con sus uñas me hice cuatro bonitos cortes en la mano: ¡Veterinarios del mundo, cortadle las uñas a los gatos de las protectoras cuando los tengáis a mano, porelamordedios!). Digo "traté" porque, bien porque le toqué algún lugar de la pata que pudiera hacerle daño, bien por el exceso de acumulación de estrés, me dio un "toque" con los dientes (un amago de mordisco que no pasó de un arañacito en un dedo) y salió disparado a esconderse bajo la cama.

Salí para dejarle tranquilo un rato, y media hora después estaba como si nada hubiera pasado, ronroneando con las caricias, aunque aún bastante inquieto.

Esta mañana (más bien mediodía, me acosté muy tarde y me levanté ídem) volví a entrar con el Furminator, las tijeras, la Muy Interesante y el móvil, dispuesto a hacerle un "servicio completo" de puesta a punto. Al principio Tontín se había escondido, pero sin más que quedarme rondando un poco por su comedero, salió para que le acariciara. Le cogí, lo subí a la cama y le di una segunda pasada de Furminator que aceptó encantado. Otros dos puños de pelo después, me subí a la cama con él, lo tumbé en mi regazo y allí quedó, quietecito y feliz mientras le acariciaba.

Llegó el punto en el que se reacomodó para quedarse sopa (estamos hablando de un gato adulto con menos de una hora seguida de contacto conmigo, es muy poco común), hasta un nivel tal, que pude cortarle las uñas sin problemas.

Cuando salí del cuarto un buen rato después, mis gatos (que habían estado haciendo de espectadores desde el balcón, al otro lado de la puerta de cristal, con Yin maullando sin parar) se acercaron a mi bata y empezaron a olerla con mucho detenimiento. Yin pareció conforme en unos segundos, pero Yang continuó durante varios minutos (cerca de seis) repasando cada parte de la bata, bufando e incluso gruñéndome en algunos momentos. Yang siempre ha sido mucho más reacia a gatos foráneos, pero estoy seguro de que el hecho de que no esté esterilizado es un factor extraordinario de "puesta en guardia" para ella.

Ahora duermen todos plácidamente, así que no habléis muy alto. Mañana pediré hora a nuestros superveterinarios de confianza para esterilizarlo (veremos cómo de partidario es Tontín a que un desconocido le toque los huevines para hacerle las curas) y de paso que le revisen si puede tener algún corte o astilla en las patas que pudiera producir el problema de cojera (aunque no lo he visto caminar lo suficiente como para detectarlo por mí mismo).

P.D.: Sorpre y Botón están encantados con su nueva casa a juzgar por fotos y vídeos, y sus dueños comparten el entusiasmo con ellos. ¡Nos alegramos infinitamente por los cuatr... cinco!