jueves, 24 de febrero de 2011

Desde cero (o casi)

Acabamos de coger a Susto (el hermanito de Sorpresa) de la calle. Es una acogida hiperbreve, ya que Cris, una amabilísima voluntaria de una protectora de Barcelona, se ha hecho cargo de acogerlo hasta que dicha protectora lo difunda y entregue en adopción.

Así pues, y dado que llevábamos ya semanas (o meses) rondando la idea de sacar a Susto antes de que lo viéramos compartir el triste destino de los atropellados de la calle, o de que alcanzara su madurez sexual y reprodujera (literalmente) el problema de los callejeritos, nos ha faltado tiempo para que Marta bajara con el transportín y algo de comida suculenta.

A nuestro favor teníamos que llevamos alimentándole desde cachorro, llevándole comida hasta donde suele (solía) habitar con su colonia desde los tres mesecitos o así, de forma que ahora que cuenta con unos nueve meses, ya está más que acostumbrado a nuestra presencia e incluso venía a pedirnos arrumacos cuando le llevábamos comida.

Después de atraparlo (dejando que entrara a por la comida que había en el fondo del transportín, esperando varios intentos para que se confiara y viera que no pasaba nada), lo primero ha sido llevarlo a una habitación debidamente preparada para cuarentena (arena limpia, agua, comida, cuanto menos objetos donde pueda esconderse, mejor, pero con alguna cuevecita o algo que le sirva como refugio-cama). Mientras, preparábamos nuestra socorrida "Balance Board", que se queja de que no hacemos ejercicio. Luego, le hemos pesado (3'2Kg de peluchín) y he ido a nuestra también socorrida veterinaria a por la pipeta y media pastilla de desparasitación de rigor (hoy le daremos la media pastilla y mañana por la tarde la pipeta, aplicada al completo en la parte central del cuello, por donde no se pueda chupar, directa en la piel -separando el pelaje-).

De momento está super asustadizo (haciendo honor a su nombre), y se ha escondido detrás de la cama que nosotros tenemos en esa habitación. Entre Marta y yo hemos conseguido reatraparlo, haciéndole un "capullito" con una manta para neutralizarlo (a pesar de que se hacía el agresivo y estaba nerviosísimo, con bufidos y amagos de arañazos, apenas sí le tocó con los dientes en la piel sin llegar a hacer presión). Después de esto, he estado unos cinco o diez minutos acariciándolo y hablándole en voz baja hasta que he podido retirarle la manta al completo sin que huyera.

Luego he venido a escribir esto y dejarle tranquilo un poquito. Pero ahora volveré al ataque ;)

Es una lástima (una suerte para él) que no vaya a quedarse el tiempo suficiente como para poder ir contando la evolución y los pasos de una presentación adecuada en tiempo real con nuestros otros gatos, pero en fin... será bonito mientras dure.

1 comentario: