Y seguimos con los amantes de los gatitos negros repartidos por todo el mundo. En este caso, nos cuenta Kathy la historia de su gatita Priscila, ¡que menuda preciosidad que es! No os perdáis las fotos, ¡es un bellezón como pocos! Felicidades por tenerla, Kathy, y gracias por cuidarla tan bien y por compartirla con nosotros. :-)
Yo quería un perro como mascota, pero un día quise regalarle a mi suegra un gatito siamés, ya que su gato se había desaparecido y cada vez que se acordaba de él lloraba. Así que pensé que un nuevo gatito sería un buen regalo. Duré con el siamés en casa aproximadamente una semana, y un día, jugando con él en el jardin, apareció mi Priscila, y aquí se quedó para siempre. ¡¡La vi y me enamoré!!!! Y es que no pude resistirme!!! ¡¡Yo la amé!!
Ya la tengo desde hace 4 años y nos hemos divertido muchísimo, también hemos llorado con la misma intensidad, ya que me tocó mudarme de país por un año. Pero no pudo estar conmigo porque al país donde iba casualmente acababan de implementar unas normas sobre gatos, entre ellas prohíbe la entrada de gatos, ¿pueden creerlo? De esta manera fue que Priscila no le tocó de otra que cuidar la casa, pero estuvo bajo la constante supervisión de los vecinos y de mi madre, que iba dos veces a la semana a darle de comer y a hacerle un poco de compañía.
Ya regresé a mi país y Priscila está más feliz que nunca. En realidad, no sé quién está más feliz, si ella o yo. Me hacía una falta impresionante, la encontré un poco delgada pero muy bien de salud, ya está súper recuperada y no sale de casa, creo que le dio miedo que me vaya de nuevo, jaja. Pero esta vez me quedé y para siempre. :-)