martes, 26 de abril de 2011

Priscila, una negrita preciosa

Y seguimos con los amantes de los gatitos negros repartidos por todo el mundo. En este caso, nos cuenta Kathy la historia de su gatita Priscila, ¡que menuda preciosidad que es! No os perdáis las fotos, ¡es un bellezón como pocos! Felicidades por tenerla, Kathy, y gracias por cuidarla tan bien y por compartirla con nosotros. :-)

Yo quería un perro como mascota, pero un día quise regalarle a mi suegra un gatito siamés, ya que su gato se había desaparecido y cada vez que se acordaba de él lloraba. Así que pensé que un nuevo gatito sería un buen regalo. Duré con el siamés en casa aproximadamente una semana, y un día, jugando con él en el jardin, apareció mi Priscila, y aquí se quedó para siempre. ¡¡La vi y me enamoré!!!! Y es que no pude resistirme!!! ¡¡Yo la amé!!

Ya la tengo desde hace 4 años y nos hemos divertido muchísimo, también hemos llorado con la misma intensidad, ya que me tocó mudarme de país por un año. Pero no pudo estar conmigo porque al país donde iba casualmente acababan de implementar unas normas sobre gatos, entre ellas prohíbe la entrada de gatos, ¿pueden creerlo? De esta manera fue que Priscila no le tocó de otra que cuidar la casa, pero estuvo bajo la constante supervisión de los vecinos y de mi madre, que iba dos veces a la semana a darle de comer y a hacerle un poco de compañía.

Ya regresé a mi país y Priscila está más feliz que nunca. En realidad, no sé quién está más feliz, si ella o yo. Me hacía una falta impresionante, la encontré un poco delgada pero muy bien de salud, ya está súper recuperada y no sale de casa, creo que le dio miedo que me vaya de nuevo, jaja. Pero esta vez me quedé y para siempre. :-)







lunes, 25 de abril de 2011

Los nuevos peques callejeritos

La mamá de Susto y de Sorpresa, a la que llamamos Marisol, ha parido de nuevo. Los peques rondan la semana o diez días de vida, y nosotros procuramos alimentarla un poco mejor y cerca de donde tiene a sus bebés, para que no tenga que alejarse mucho y los pueda proteger.

Aunque sé que está mal hecho, no me pude resistir y el otro día, aprovechando que Emilio distraía a la mamá, entré al lugar en el que sé que tiene a los bebés. Me moría de ganas de saber cuántos eran y de ver si estaban sanitos. Sabía que corría el riesgo de que la madre notase algo y los cambiase de sitio, pero era tanta mi curiosidad... que lo tuve que hacer. Así que entré, y los vi.

¡¡¡Qué cositas más preciosas!!!!

Hay dos naranjitos enteros y uno más blanco, con manchitas naranjas. Son muuy pequeñitos, preciosísimos, y se les veía muy sanitos. Les grabé un vídeo, pero en medio de la oscuridad apenas salió nada. ¡Son tan tiernos! Al día siguiente volví, con la intención de hacer alguna fotito esta vez... pero la mamá ya los había cambiado de sitio como me temía, y aunque sabemos dónde pueden estar, decidimos no insistir más y dejarlos en paz, que estresar a la mamá no es nada bueno. Además, nuestra curiosidad ya está satisfecha. ¡Tres gatitos a los que espero encontrar un hogar en un futuro no muy lejano! (Si conseguimos cogerlos cuando corran como demonios, claro, jajaja).

Mientras tanto, buscamos gato para acoger, porque Yin anda muy triste por casa, sin Sorpresa y sin Botón. Yang juega algo con él, pero ni mucho menos tanto como a él le gustaría. Él necesita al menos dos gatos para cubrir el cupo de energía que necesita gastar al día, jaja. El pobrecito no deja de buscar por los armarios y de salir al balcón a maullar desesperadamente a los gatos de la calle. Hasta ahora no hemos tenido suerte en encontrar un gato para acoger, pero espero que pronto aparezca uno. Eso sí, tiene que ser uno solo, porque hay que tener un pequeño hueco en casa para los peques de Marisol, a los que intentaremos ir sacando de uno en uno. Y así Yin volverá a ser feliz. :-)

¡Os tendremos al tanto!

Respecto a Sorpresa y a Botón, hablé con sus adoptantes y están muy contentos con ellos, dicen que son cariñosos y que se lo pasan muy bien con ellos. ¡Me alegro tanto de que se quedaran con los dos! Dicen que se lavan mucho el uno al otro, que se esconden juntos, se les acercan juntos, y de todo juntos. Me los imagino escondidos juntos detrás del microondas, como estaban el primer día, y me da la risa, jajaja.

¡Qué geniales son los gatos y cuánto nos hacen reír, llorar y, en definitiva, vivir! :-)

jueves, 21 de abril de 2011

Sorpresas te da la vida

Como si fuera una película hollywoodiense en la típica despedida final de los protagonistas, hoy es un día gris y muy lluvioso. Afortunadamente, en nuestra historia no se trata de una despedida final, sino de una adopción. Dos, para ser exactos.

Hace unos días, una pareja contactó con Marta preguntando por Sorpresa; van a tener un bebé dentro de unos siete u ocho meses, y tenían un gato hasta hacía relativamente poco, un callejerito que adoptaron de adulto y que murió por los comunes problemas renales que presentan los que prefieren la vida callejera a la casera. Como querían que su bebé naciera teniendo cerca a un animalito, buscaban a uno de esos gatos buenazos que de vez en cuando estaban en adopción. Cómo no, ¡ése es Sorpresa!

Como muchos ya sabéis, tenemos recientemente también a Botoncita, una peque que, desde que llegó a casa, fue el ojito derecho de Sorpresa. Sorpresa es, por lo demás, un gato muuuuy juguetón y mimoso con otros gatos, de forma que desde el principio él y Botón se llevaron especialmente bien. Por eso, dado que Botón también tenía visos de ser una gata tranquilita (que más bien rehúye el contacto con humanos, pero no le hace asco alguno a sus mimos cuando está tranquila), les propusimos la oferta "dos por uno", que no han podido rechazar.

Hemos estado un par de horas charlando, contándoles acerca de sus caracteres y deshaciendo algunas de sus preocupaciones mediante la explicación exhaustiva de cómo afrontar ciertas situaciones. Son una pareja majísima, con la que enseguida hemos congeniado (lo cierto es que siempre hemos tenido mucha suerte en este aspecto de las adopciones, ¡esperamos que siga la racha!), y fue muy divertido un momento en el que Marta, en una conversación telefónica previa, me dijo "me ha dicho lo consultará con la su mujer" (o algo parecido). Yo le respondí que no habría dicho eso, que "la mi mujer" es asturiano y no se usa por aquí (aunque en valenciano sería "la meva dona" también, pero no es una traducción nada común en castellano). Estando ellos por aquí, le detecté a él una frase acabada en "oh", y fue finalmente, tras un comentario acerca del taller de coches que el hermano de Marta tiene en Asturias, cuando ellos dijeron a la par: "¿Eres de Asturias? ¡Nosotros también!"

El contrapunto lo dio Yin (para variar), que cuando habíamos dejado preparados los transportines con sus mantitas para acomodar a los dos adoptados, le faltó tiempo para meterse en uno y marcarlo con una de sus típicas meaditas. ¡Pero qué trasto de gato! Si no fuera tan genial, se lo regalábamos.

En definitiva, ahora la casa parece vacíiiiiiiiiia, y silenciosa. Veremos quién es el guapo que aguanta a Yin. Por cierto, que Yang nos sorprendió gratamente siendo muy amistosa y sociable con las visitas; estuvo todo el rato con nosotros, acercándose para que la acariciáramos, y estudiando con curiosidad a los invitados. ¡Ver para creer! ¿Quién es ella y qué ha hecho con nuestra antisocial Yang?

Sin más, esperamos que Sorpre cumpla con las expectativas y siga siendo el buenísimo que siempre ha sido, y que Botón mantenga el sendero de gatita tranquila que se le intuye. ¡Y que sus nuevos dueños los disfruten tanto como nosotros los hemos podido disfrutar!

P.D.: ¡Susto ya tiene adoptante definitivo en Alemania! ¡Hurra!

martes, 12 de abril de 2011

Lolito, otro gatito negro

Los amantes de los gatitos negros estamos repartidos por el mundo entero. Así, nos escribe Virginia desde Uruguay, para contarnos de su gato Lolo, una preciosa pantera negra:

Me llamo Virginia y les cuento que tengo un gato negro en mi vida, en realidad es el segundo. Hace un par de años me siguió a casa un gatito negro, en ese momento teníamos solo una gata siamesa. Cuando lo vimos con mamá, tan feito y mal alimentado, lo bañamos y nos encariñamos con él. Al principio pensamos que era una gata y le pusimos Lola. Una tarde mamá estaba preparando una torta y cuando prendió la batidora la gatita se asustó mucho, yo la levanté del piso para tranquilizarla pero fue peor y saltó hacia un vidrio astillado y se corto la pielcita, nos asustamos mucho. Cuando llevé Lola al veterinario para coserla y curarla me enteré que era un Lolo.

Pasaron 2 años y se hizo grande y como todo gato macho se fue de casa persiguiendo gatas, suponemos. Pasamos una semana muy triste hasta que días después apareció en nuestras vidas otro gato negro joven, de unos 4 meses aproximadamente. Sin dudarlo demasiado le pusimos Lolo, no sé si estábamos en una etapa de negación de la idea de que nuestro gato negro se había ido pero nos encariñamos con el segundo Lolo como si fuese el primero que nunca se había ido.

Ahora Lolo II, como yo lo defino, es un gato grandote y poco sociable, antes me acompañaba, dormía conmigo y era muy mimoso. Pienso que está un tanto ofendido porque ahora no es el consentido de la casa, ya que tenemos una colonia de gatos que se fueron sumando a la familia en el último tiempo: la gata vieja y sus 2 hijos, el gato amarillo y la gata grisesita; Dagoberto (alias Lukitas, alias Tomasito); la gata blanca de los inquilinos de enfrente Chatrán y mi más reciente adquisición, Pedro y Oso, un par de pequeñitos que traje de mi trabajo (shh no le digan nada a mi madre, ella piensa que los encontré en la ruta rumbo a casa una noche). Ah... y me faltó nombrar al más reciente motivo por el cual Lolo está enojado con el mundo...Fito (alias Negrito) el perro de la casa.

Aunque cada día es más difícil recuperar el cariño del gato negro de la casa nosotros lo queremos como el primer día.
Bueno, espero que les haya gustado la historia del gato negro en mi vida y espero saber de ustedes pronto, ¡les mando abrazos desde Uruguay!


Gracias por contarnos de tus gatitos, Virginia. Es una pena que Lolo I nunca apareciese (a veces, los gatos que van en busca de gatas acaban volviendo al hogar, aunque sea hechos un desastre), y que Lolo II no sea muy cariñoso. Es genial que lo quieras y lo aceptes tal y como él es. :-) ¡Gracias! Y por cierto, bonito montaje fotográfico el que nos has enviado. ¡Lolo es preciosísimo!

viernes, 1 de abril de 2011

Solo en casa (bueno, no tan solo)

For the records: Marta lleva desde hace un par de semanas trabajando en una productora de animación en Bilbao, donde estará durante un mes y medio más, aproximadamente.

Así que me he quedado solo ante el peligro: cuatro desbocados gatos, cuatro, a cuál más encantador:
-Yin, que se meó en la maleta de Marta cuando sólo faltaba meterle un utensilio más antes de cerrarla y salir pitando para la estación de autobuses.
-Yang, que no duda en pasar por encima de mi cadáver durmiente por las mañanas para indicarme amablemente que es hora de salir de la habitación y ponerle su ración en el comedero.
-Sorpresa, nuestro re-acogido, que probablemente es el causante de que cada día la mitad de los trastos de casa estén por el suelo, porque no para de jugar con
-Botón, nuestra última acogida, una gatita de unos cuatro meses y bastante asustadiza aún, dado que no puedo pasar mucho tiempo con ella y no ha podido acostumbrarse al trato con humanos (aunque con los gatos se lleva genial).

Sorpresa se "pidió" a Botón en cuanto la vio. Son los dos un amor, no paran de jugar el uno con el otro y saltar y brincar, retarse y morderse a un ritmo tan enérgico que Yin ni siquiera hace más amago que el de tumbarse a mirar. Mientras escribo estas tres líneas (y escribo rápido), han pasado tres veces por mi lado recorriendo la casa de punta a punta, escalando sofás y subiéndose a camas. En cuanto Sorpresa la atrapa, la tumba en el suelo, le muerde el cuello y empieza a chupetearle toda la cabeza.

A Botón le encanta que le rasquen y le acaricien (es la única aparte de Sorpresa que se deja acariciar la barriguita, pero es que encima te la ofrece cuando llevas un rato rascándole el lomo). El único problema es que para llegar a acariciarla probablemente habrá que perseguirla durante cinco o seis minutos por toda la casa (hasta que va a refugiarse a su cestita, donde se hace un ovillo y se deja hacer). Cogerla en brazos (levantarla del suelo, en general) es para ella el mayor trauma del universo (otro rato adjunto foto de mi antebrazo...). Incluso sólo con mirarla sale corriendo. Pero tiempo al tiempo, realmente es un amor. Después de ponerle la primera vacuna, y tras alguna incursión de los demás a la habitación de cuarentena donde vimos que se llevaban muy bien (llevaba una semana y media aislada, viéndose por los cristales), la dejamos suelta por casa, y es fantástico ver a una pequeñina corretear con tanta felicidad por aquí.

Por el lado positivo, que los cuatro se llevan genial y, como forman un ecosistema bien balanceado (Botón juega con Sorpre, Sorpre juega con botón y con Yin, y como están todos entretenidos dejan a Yang tranquila), son completamente autosuficientes excepto por la comida (funden bolsas de comida a un ritmo bastante importante, una bolsa de 4kg cada dos semanas, aproximadamente) y por la arena (ídem con las bolsas de sílice, van a una por semana para los dos areneros que les tenemos preparados).

Por el lado negativo... Marisol (la mami de Sorpre y Susto) lleva un bombo encima que asusta, desde hace un par de semanas. Calculamos una futura camada de cuatro gatitos o así...

¡Os recordamos que Sorpre y Botón están listos para ser adoptados! Sorpresa ha aprendido además el truco del "¡Plas!" para tumbarse cuando le ofreces comida (tenemos un vídeo divertidísimo de Yin y Sorpre haciéndolo uno detrás del otro, y ayer me partía yo solo cuando lo hicieron perfectamente sincronizados en cuanto les ofrecí un suculento trozo de jamón de york).

Me pregunto si ciertos dueños de Zapatitos habrán hecho algún segundo pensamiento con respecto a un rebajacalorías gatuno con patas...