Cuando abres los ojos, ya no los puedes cerrar. Cuando descubres que hay tantas personas desviviéndose por ayudar a unos animalitos indefensos, abandonados en las calles, muriéndose de hambre y frío, cuando descubres que esa gente está pasando penalidades para ofrecerles una mano, que gastan su tiempo y sus recursos en salvar vidas que a nadie importan, que cuando no tienen otro sitio convierten su cuarto de baño en un hotel de cinco estrellas para un gatito que llega de la calle, que se quedan sin lágrimas de tanto llorar, que cuando ríen lo hacen con una alegría verdadera y merecida... Cuando ves esto, o al menos cuando lo veo yo, sólo quiero parecerme un poquito a ellas.
Leí hace poco que alguien decía de estas personas que son las heroínas de la sociedad actual, porque no pasan de largo cuando todo el mundo lo hace. Porque se paran a ayudar y se sacrifican por salvar otra vida que a todos los demás les es indiferente. En la medida de mis posibilidades, yo quiero ser así. No quiero pasar de largo. Aunque a veces me equivoque, aunque a veces meta la pata, prefiero hacerlo porque he intentado hacer algo que por no haber movido un dedo porque me he parado a pensar sólo en mi comodidad y despreocupación.
La grandeza del ser humano es la capacidad de dar. Yo quiero dar en la medida que yo pueda. Quiero dar al que realmente lo necesita, al ser más desamparado de esta sociedad que se supone avanzada. Nadie me exige una gran cantidad de dinero, ni un contrato de por vida, ni una hipoteca a 50 años. Sólo hay unos ojitos que me miran y me suplican algo de comer y beber, y tal vez una mantita en una baldosa del suelo de mi casa, a resguardo de la lluvia. ¿Cómo no darles tan poca cosa? ¿Cómo negarles algo que no cuesta NADA? ¿Por nuestro egocentrismo de pensar en yo, yo y siempre yo? ¿Porque voy a llorar cuando se vaya? ¿Porque voy a sufrir yo? ¿Y qué importo yo cuando la vida que peligra es la suya? ¿De veras valen más cuatro lágrimas mías que su vida entera? De mil amores les buscaré un hogar en el que los quieran y las lágrimas que vierta las consideraré una bendición, porque significarán que otra vida ha salido adelante. Bienvenidas sean las lágrimas que expresan tanto amor y sacrificio.
El corazón se llena de gozo cuando haces algo sin pensar en ti mismo, cuando haces algo única y exclusivamente por los demás. Si ayudas a un gato, no hay acto más altruista, pues sabes que de un gato nunca escucharás la palabra "gracias", probablemente no sepa demostrarte lo agradecido que está, y cuando le encuentres un hogar, te olvidará. Pero ese acto de amor, ese acto de regalar vida a cambio de nada, ese dar sin recibir nada a cambio... se convertirá en calor en tu corazón y llenará tu vida como nada la ha llenado antes. Porque sentirás que, al menos por una vez, has hecho el mundo un poquito mejor. Y si todos hiciésemos lo mismo, ¡cuánto mejor sería el mundo!
Por eso elegí acoger un gatito. Y por eso, me atrevería a decir, siempre habrá un huequecito en mi casa para un animal que lo necesite. En la medida de mis posibilidades, siempre les tenderé mi mano. Ellos lo merecen. Ellos lo necesitan.
Leí hace poco que alguien decía de estas personas que son las heroínas de la sociedad actual, porque no pasan de largo cuando todo el mundo lo hace. Porque se paran a ayudar y se sacrifican por salvar otra vida que a todos los demás les es indiferente. En la medida de mis posibilidades, yo quiero ser así. No quiero pasar de largo. Aunque a veces me equivoque, aunque a veces meta la pata, prefiero hacerlo porque he intentado hacer algo que por no haber movido un dedo porque me he parado a pensar sólo en mi comodidad y despreocupación.
La grandeza del ser humano es la capacidad de dar. Yo quiero dar en la medida que yo pueda. Quiero dar al que realmente lo necesita, al ser más desamparado de esta sociedad que se supone avanzada. Nadie me exige una gran cantidad de dinero, ni un contrato de por vida, ni una hipoteca a 50 años. Sólo hay unos ojitos que me miran y me suplican algo de comer y beber, y tal vez una mantita en una baldosa del suelo de mi casa, a resguardo de la lluvia. ¿Cómo no darles tan poca cosa? ¿Cómo negarles algo que no cuesta NADA? ¿Por nuestro egocentrismo de pensar en yo, yo y siempre yo? ¿Porque voy a llorar cuando se vaya? ¿Porque voy a sufrir yo? ¿Y qué importo yo cuando la vida que peligra es la suya? ¿De veras valen más cuatro lágrimas mías que su vida entera? De mil amores les buscaré un hogar en el que los quieran y las lágrimas que vierta las consideraré una bendición, porque significarán que otra vida ha salido adelante. Bienvenidas sean las lágrimas que expresan tanto amor y sacrificio.
El corazón se llena de gozo cuando haces algo sin pensar en ti mismo, cuando haces algo única y exclusivamente por los demás. Si ayudas a un gato, no hay acto más altruista, pues sabes que de un gato nunca escucharás la palabra "gracias", probablemente no sepa demostrarte lo agradecido que está, y cuando le encuentres un hogar, te olvidará. Pero ese acto de amor, ese acto de regalar vida a cambio de nada, ese dar sin recibir nada a cambio... se convertirá en calor en tu corazón y llenará tu vida como nada la ha llenado antes. Porque sentirás que, al menos por una vez, has hecho el mundo un poquito mejor. Y si todos hiciésemos lo mismo, ¡cuánto mejor sería el mundo!
Por eso elegí acoger un gatito. Y por eso, me atrevería a decir, siempre habrá un huequecito en mi casa para un animal que lo necesite. En la medida de mis posibilidades, siempre les tenderé mi mano. Ellos lo merecen. Ellos lo necesitan.
Qué bonito Marta!!!!! Yo siempre digo que en casa hay que tener un gato menos de los que caben y ese lugar que está vacío llenarlo siendo casa de acogida!!!! Un besazo Marta... me has hecho llorar....
ResponderEliminarMarta, realmente precioso,gracias por ser asi
ResponderEliminarMontse
Gracias a vosotras, chicas. Muy buen lema, Leti. Me lo apunto. ;-)
ResponderEliminarAmén
ResponderEliminarQué mas se puede decir? Un solo ronroneo. El ver ese ser que llegó hecho una pena, hambriento, triste o maltratado, mejorar, recobrar la confianza y jugar.....merece todas mis lagrimas. Son las lágrimas más felices las del momento en que se va con su nueva familia. Si, lo echas de menos y duele decirle adios, pero sabes que posiblemente le has salvado la vida y el hueco que deja pronto volverá a llenarse.
ResponderEliminarEnhorabuena por todo lo que haceis.