Estos últimos días han sido bastante movidos para mis tres pequeños amigos peludos (amigos míos, pero no demasiado amigos entre sí). La habitación de la cuarentena se ha reconvertido en la "habitación de la reflexión", donde van a parar los gatos malos que se arañan o muerden, durante diez minutos, una hora o toda la mañana, según el grado de agresividad mostrado.
El proceso de dejar a Tontín/Goody en libertad derivó más o menos en esta mecánica:
Goody se queda agazapado en algún rincón. Yin se acerca, se queda tumbado cerca, y a la mínima que Goody baja la guardia, Yin le intenta dar zarpazos.
Raramente ocurría lo mismo con Yang, pero por lo general ella mantenía las distancias.
Cuando esto pasaba, dejaba al instigador en la habitación encerrado un rato y a los demás gatos fuera. Cuando pasaba un tiempo prudencial, le dejaba salir, comprobaba que salía bastante más relajado y pacífico, y Goody volvía a agazaparse en algún rincón. Y vuelta a empezar.
A veces, cogía a Goody para permitir que Yin le oliera el culete (las veces que veía que Yin estaba tranquilo y receptivo). Y entonces, el muy bribón aprovechaba para darle un zarpazo o un buen bocado cuando ya me había confiado de verle oliéndole tranquilamente. Esto le acarreaba una horita de reflexión en el cuarto.
Yang se unió al club de los castigados una noche en el que le hicieron una encerrona y acabó recibiendo por todos lados (nada grave, pero en esta casa no se tolera la falta de diplomacia seas de la especie que seas).
Tras estos días, las relaciones se van normalizando. Goody ha podido disfrutar de la casa tranquilamente en algunos periodos donde Yin y Yang se han quedado en el cuarto, y eso le ha dado un poco más de cancha para dejar de estar siempre agazapado.
Yin ya no va corriendo detrás de él, aunque sigue dejando que se confíe a veces para luego molestarle. Yang es la que más me ha sorprendido con algún enfrentamiento directo yendo a buscarle.
Aparte de eso, intento integrarles en dinámicas de juego (subiremos alguna fotito pronto para que veáis el estado actual) y poco a poco la casa está recuperando la tranquilidad.
Hoy ha habido una tormenta bastante grande por la zona, pero ha sido un día de los más agradables que recuerdo con ellos. Tengo a Goody tumbado en una silla a mi lado, a Yin tumbado en la mesa junto a mi portátil, y a Yang sobre la cestita del rascador. Ella ha tenido hoy la mayor parte de momentos agresivos (aunque leves), pero parece que se ha desquitado tratando de cazar a un pajarito que, huyendo de la lluvia, le ha dado por resguardarse en nuestro balcón... mala elección (afortunadamente, ha salido ileso después de que la bruta ésta le diera un revolcón).
Bravo buena estrategia y parece que funciono,a ver si terminan haciendose amiguetes.Cariñotes a los tres.
ResponderEliminarParece que poco a poco la cosa prospera. Me alegro, cómo me gustaría ver todos esos momentos, jaja.
ResponderEliminarBesos
Debéis estar agotados, suerte que parece que la cosa va mucho mejor y que ya queda nada para que reine la calma total!
ResponderEliminarEs un proceso lento, pero con esas estrategias y paciencia seguro que todo sale bien.
ResponderEliminarBueno, Tontín/Goody/Mofli ya tiene hasta arañazos en los arañazos, pero empieza a animarse a pasear por la casa y dormitar por lugares distintos al rascador y el armario.
ResponderEliminarMi táctica ahora es cortarle bastante las uñas a Yin y a Yang (a Tontín, no). A ver si le subimos ese estátus de omega que tiene, y los otros se lo piensan un poco antes de fastidiarle. Aunque sigue siendo un bendito y lo mismo se las lleva igual...
Lo que no me cuadra es el comportamiento tan fastidioso de mis otros dos gatos, es raro en ellos. Empiezo a pensar que podría estar relacionado con los parásitos que tenía (y que espero que ya no), quizá le huelan algo raro. O quizá es sólo que quieren medir sus fuerzas con ese bicho tan grande y raro que lleva un mes en casa. Ni idea, echo de menos a Marta y su apoyo logístico :)
¿Yin pegándole a otro gato? Te lo han cambiado, ese no es Yin.
ResponderEliminarJe, je, si no fuera porque le conozco de cuando trajimos a Yang, te diría lo mismo. De todas formas todo va mejorando con una progresión lenta pero estable. A veces hasta se acerca, le huele y se va (previamente tengo que estar cogiendo a Tontín, que empieza a gruñir cosa mala y no se fía). Por las noches he vuelto a cerrarle para dejarle descansar tranquilo (aprovecho la última gamberrada de Yin o Yang del día para "quitarles el juguete"). Pero ya se pasa la mayor parte del día tumbado en una silla del comedor, en vez de escondido en mi armario. Es todo un avance :)
ResponderEliminar